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| Foto: LFP |
Decía Iago Aspas al término del partido que ayer enfrentó al Celta contra el Athletic, que el fútbol era la “hostia”, un planteamiento con el que muchos estábamos de acuerdo en ese momento, justo cuando acabábamos de recibir una bofetada en forma de gol por parte de Mikel San José. Y muchos, en ese momento, también pensamos: “Tú sí que eres la hostia”.
Lo del moañés empieza a ser digno de estudio. Está en el mejor momento de su carrera deportiva. Y digo bien, momento, porque igual la semana que viene es mejor y vuelve a estar otra vez en un momento que parece insuperable. Desde que comenzó la temporada, su rendimiento está en constante crecimiento. Siempre mejor que el partido anterior, y aportando cosas diferentes. Mejores.
Y eso que empezó el partido muy apagado. Demasiado pegado a la línea de cal, y sin contactar con el balón. Pasó desapercibido durante el primer cuarto de hora, pero cuando pudo por fin tocar el esférico se activó, para desgracia del Athletic. Su primer balón besó la cruceta. Fue el comienzo de una serie de actuaciones que desquiciaron a la zaga rival.
Las cifras del partido son brutales. Anotó un gol con un remate sublime, a la altura de los elegidos, envió dos balones a la madera, puso seriamente a prueba a Kepa, y dejó una jugada sensacional en la segunda mitad, cuando atravesó la zaga rival poniendo en duda la imposibilidad de atravesar cuerpos sólidos. Su remate acabó en el poste izquierdo de Kepa, que suspiró aliviado.
Su rendimiento está siendo espectacular, y será muy bueno para el Celta que se mantenga a ese nivel. Marcó su décimo gol de la temporada, en su centenario como jugador de primera División, donde además anotó su gol número 80 como jugador del Celta en partido oficial. Cifras que hablan de un jugador que cada domingo agranda su leyenda.
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