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| Foto: LFP |
Si algo se le puede criticar a este Celta es el apartado defensivo. El conjunto de Berizzo está salvando la temporada gracias a su gran capacidad goleadora, pero es realmente difícil mantener las cifras que está llevando a cabo encajando goles en todos los partidos. Con el del pasado domingo, ya son 7 partidos consecutivos de Liga encajando al menos un gol, lo que significa estar dos meses sin dejar la portería a cero.
Cifras preocupantes para cualquier equipo, con independencia del objetivo que se persiga. La solidez defensiva suele ser clave por una cuestión lógica: No todos los días se pueden marcar 2 goles, y para que el Celta pueda ganar está obligado a hacerlo. De hecho, en lo que va de temporada no ha ganado ninguno de los partidos en los que ha marcado un solo gol, incluyendo la Europa League, aunque ante Espanyol y Panathinaikos le hubiese valido marcar uno de los dos goles que finalmente anotó.
Este será el principal reto de Berizzo para lo que queda de temporada. Lograr ser un equipo más sólido atrás, sin perder el descaro que muestra en ataque. Cierto que con este esquema, los partidos del Celta son mucho más divertidos que los de cualquier otro equipo, y que, aunque sufrimos, lo pasamos bastante bien, pero la histeria colectiva que invadió ayer Balaídos tras el gol del Granada está más que justificada, aunque el equipo nazarí se mostrase ciertamente inocente durante todo el encuentro. De hecho, su gol llegó por un fallo del Celta. Y el miedo era a otro error que condenase al equipo.
Hay que aclarar que este dato no es responsabilidad de los guardametas, sino del todo el equipo. Un equipo ataca y defiende de forma conjunta, y todos colaboran, en mayor o menor medida, a la solidez o a la endeblez defensiva, y los fallos, que ayer fueron de un defensa, en otros partidos son de delanteros o centrocampistas que desencadenan contras difíciles de parar. Y claro, a veces también fallan los porteros.
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