Totismo


Foto: Ricardo Grobas/Faro de Vigo
Respetando todas las opiniones, resulta increíble la cantidad de aficionados críticos con Eduardo Berizzo. Entiendo que la longevidad de un entrenador alimenta precisamente estos odios. Se le va cogiendo manía, y con el paso del tiempo pueden surgir motivos para que nuevos “odiadores” se vayan uniendo. 

Pero, sinceramente, sabremos lo que es Berizzo el día que se vaya. El preparador argentino clasificó al equipo en octava posición en su primera temporada en el club, el pasado año lo llevó a Europa, diez años después, y este, a pesar de empezar muy mal, y tras haber jugado frente a los cuatro primeros clasificados del pasado año, sigue en octava posición, y goleando a Barcelona y Deportivo. 

¿Qué comete errores? Por supuesto. Él y todos. Los mejores entrenadores del mundo cometen errores. Guardiola, Mourinho, Alex Ferguson… todos ellos pueden cometerlos, equivocarse con algún jugador, empecinarse en probar a alguno en una posición concreta. Todos. Por supuesto que nos podemos quejar si no estamos de acuerdo, pero en líneas generales, el trabajo de Berizzo en el Celta es espectacular. 

Y tal vez este artículo sería más necesario el pasado domingo. Lo admito. En aquel momento pensaba lo mismo pero no me atreví a mostrarlo con tanta franqueza. Incluso en las derrotas, que también las hay, y en muchos casos dolorosas, Berizzo ha demostrado ser el entrenador ideal para este equipo. Su juego es una invitación a la locura, una maravillosa y bendita locura que hace que amemos este deporte. El fútbol encorsetado, de contención, de proteger el resultado por encima de ir a buscar la meta contraria, limita los errores. Es más académico, pero no es tan apasionante. Hacía tiempo que no salíamos tantas veces tan felices de Balaídos.

Gran parte del mérito es de Berizzo. El técnico que antes fue jugador. Que conoce el club y sabe lo que sienten los celtistas. Un entrenador que vivió ayer su centenario feliz. Ojalá alcance a Víctor Fernández, que entrenó al Celta en 207 partidos. Ojalá lo haga. Sería muy buena señal para el equipo, para él, y para nuestra felicidad. Y también, no nos olvidemos, para el fútbol. El Totismo es bueno. 

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