Funcionaron las quejas de Setién


Foto: LFP
Para equipos como el Celta o Las Palmas, presionar al estamento arbitral suele tener en muchos casos más efectos negativos que positivos. Salvo que por el medio esté Melero López. Quique Setién calentó a su afición tras el último partido, y se organizaron protestas, incluso con una pitada generalizada en el minuto 12 contra lo que consideran en las islas un trato injusto por parte de los colegiados. 

¿Y quién pasaba por allí? El Celta. Melero López es un árbitro especialmente sensible a la queja. Se deja llevar con facilidad. Durante la primera parte cargó al Celta con amarillas, algo que tuvo trágicas consecuencias en la segunda mitad cuando señaló penalti de Sergi Gómez y decidió que, además, era merecedora de amarilla. El Celta se quedaba con uno menos y el partido cambiaba totalmente. 

No vamos a entrar en la discusión sobre el penalti, que es dudoso porque Liebaja agarra antes a Sergi Gómez, pero tampoco podemos decir que sea un fallo del colegiado porque es difícil de ver, pero estaría bien conocer la decisión de Melero si no hubiesen mediado las quejas de Setién y el ambiente hostil reinante en el Estadio de Gran Canaria. Igual que los fuera de juego justitos que le señalaron a Aspas. Son difíciles de ver, pero a veces la duda favorece a uno u a otro, y de forma casual siempre al mismo. 

Al final del partido, Quique Setién se quejó de que no hubiese más expulsados del Celta, dado que muchos jugadores tenían amarilla. No sabe nada Setién. 

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