Su primera cita


Foto: Ricardo Grobas/Faro de Vigo
No recuerdo el primer partido de Aspas con la camiseta del Celta. Fue en Salamanca y ni tan siquiera fue televisado, pero jamás olvidaré el segundo. Fue justo un año después, con el Alavés como rival y la espada de damocles de un descenso a Segunda B encima de nuestras cabezas. Las ausencias en la delantera obligaron a Eusebio a improvisar. En la banda de Balaídos calentaban dos jóvenes promesas del filial: Iago Aspas y Joselu. 

Cuando el de La Seca levantó la cabeza para buscar a un delantero, los dos jugadores se miraron. Iago Aspas recorrió los metros que separan el fondo de Marcador de los banquillos entre los aplausos de la afición que habitaba entre ilusionada, soprendida y temerosa por la entrada de un inexperto futbolista del que hablaban maravillas quienes habían podido verlo en Barreiro haciendo diabluras con Dani Abalo y Goran Maric. 

Recuerdo perfectamente que a los pocos instantes de salir intentó sorprender al meta rival con un disparo raso de rosca. ¿Un debutante, en uno de los partidos más importantes de la historia del club intentando eso? Bendita locura. Aún tuvo otro intento antes de remachar a gol un centro de Dani Abalo, y ya en tiempo de descuento, después de que el conjunto vitoriano lograse el empate, supo estar atento al rechazo tras un disparo de David Rodríguez para enviar mansamente el balón al fondo de las mallas. 

Entonces la locura invadió Balaídos. No solo se había salvado el equipo, noticia que ya de por sí era tremendamente importante, sino que lo había hecho apoyado en el talento de un joven futbolista con mucho futuro por delante. 

Han pasado más de siete años de aquella gesta, y Iago Aspas sigue entre nosotros. El miércoles sumó su partido 200, y todos ellos han sido inolvidables. Todos menos el primero, ese que no pudo ver casi nadie, pero nadie olvidará aquellos goles en Segunda División, ante el Granada, con aquella parábola perfecta, o los que dieron al Celta el ascenso un año después, o a aquel regate a Colotto para que Natxo Insa marcara el gol de la permanencia en Primera División. 

Imposible olvidar las vaselinas del año pasado  ante Barcelona, Espanyol, Real Sociedad… y tantos goles que nos han alegrado la vida desde entones. El miércoles sentenció al Sporting con un penalti en la misma portería que aquel que le marcó al Xerez el día de los 13.000 espectadores. ¿Os acordáis como jugaba con el balón mientas se preparaba el portero rival antes de uno del penalti más importante de su carrera? Por eso, el miércoles sabía que Iago Aspas no lo fallaría. Y menos en su partido 200. El nunca falla a su cita. Si pudiese volver atrás en el tiempo viajaría a Salamanca, aquel día de junio de 2008, para no perderme su primera cita. 

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