Madrid y Barcelona, los niños mimados de Tebas


Foto: Getty Images
Javier Tebas es un pozo sin fondo. Es difícil destacar una frase, porque en cada intervención puede dejar dos o tres titulares con una increíble capacidad para sorprender y a la vez indignar al personal. No se le puede negar que ha hecho alguna cosa bien, que la idea de homogeneizar la imagen del fútbol español está bien, que obligar a los clubes a mejorar estéticamente el aspecto de su estadio no es malo, que ha conseguido que se mejoren las condiciones para los clubes en cuanto a los ingresos televisivos, y alguna que otra mejora a la que no se le puede poner un pero. O tal vez sí, pero por la pura arbitrariedad de las opiniones personales. 

En otras casi todo el mundo está de acuerdo. Sus excesos verbales están a la orden del día. Ayer, además de asegurar que en China interesa más el partido entre Celta y Atlético que el derbi de Manchester, dejó una frase que pasó de puntillas, pero que debería llevarnos a una profunda reflexión: “Lo importante para la Liga a nivel económico es que Madrid y Barça estén siempre arriba”. 

Y se quedó tan pancho. No os vayáis a creer que se puso colorado, ni tampoco despertó la indignación entre gran parte de la afición, de esa masa social que no es de ninguno de los dos equipos. Tal vez porque esta sea pequeña, o porque a fuerza de escuchar cosas así ya nos hemos acostumbrado. Porque es tan descarado el trato de favor que reciben estos clubes que vivimos en un estadio de sedación tan profunda que no sentimos dolor. 

Real Madrid y Barcelona, por una extraña circunstancia, se han convertido desde hace unas décadas en los niños mimados del fútbol español. Todo gira en torno a ellos. Los noticieros de las televisiones destacan detalles absurdos relativos a estos equipo y obvian incluso competiciones oficiales de otros clubes. Son capaces de detallar con precisión un entrenamiento en Valdebebas y a la vez obviar los resúmenes de los partidos de la Copa del Rey entre equipos de Primera División. 

El fútbol se ha convertido en ese espectáculo en el que Messi y Ronaldo miden constantemente el tamaño de su miembro. Y no exactamente ellos, sino sus seguidores. Aficionados de Madrid y Barcelona se dan cita en cualquier bar de cualquier esquina para hacer recuento de agravios. ¿A quién perjudican más los árbitros? Luego estos aficionados, vestidos de periodistas, inundan la madrugada televisiva. A ellos también les interesa que estos dos estén siempre arriba. 

Y la bola se hace cada vez más y más grande. Cuánto más superiores son, más aficionados tienes, y cuánto mayor es el número de aficionados, más ingresos para ellos, lo que implica aún más superioridad. Así hasta el infinito. La Liga española, otrora ilusionada con ser la mejor del mundo, se ha convertido en una liga escocesa a escala. Más grande, más exuberante, pero con el mismo interés. 

La Premier League hace tiempo que le ha comido la tostada a la liga española. Y la diferencia cada vez es mayor, porque en España solo interesan dos equipos, que se venden solos y no dentro del paquete de la Liga. ¿A quién le interesa que estén arriba más que a ellos mismos?. Decía esta semana Tebas, al hilo del caso Marcelino, que la NBA no permitiría nunca que sucediera algo así. Lo que no permitiría nunca la NBA es que dos equipos se repartiesen los títulos durante décadas. Por eso ellos han conseguido tener la mejor liga del mundo, y nosotros tenemos a Tebas. 

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