El trampolín


Foto: Benito Ordoñez
En cada suceso, por negativo que este sea, es posible extraer alguna lectura positiva. Sé que muchos de vosotros estáis disgustados por la salida de Nolito. Y no os falta razón. Para cualquier aficionado de un equipo modesto es duro comprobar como cuando un jugador destaca acaba marchándose de forma indefectible. 

No es un motivo de alegría, pero tiene una parte positiva. Por un lado la opción de que el equipo ingrese una cantidad importante de dinero para reforzar al equipo nuevamente, y por otro el hecho de que ese traspaso sea un gancho para atraer a otros futbolistas. En los últimos años, el Celta ha traspasado a muchos jugadores, algunos por el importe de la cláusula de rescisión, y otros a través de una negociación, en función de la importancia del jugador en el equipo. 

Pero casi todas las salidas tuvieron algo en común: Los futbolistas dieron un salto de calidad. Iago Aspas, vendido al Liverpool por 9 millones, Santi Mina al Valencia por 10, Augusto Fernández al Atlético de Madrid por una cantidad difícil de determinar, Nolito al Manchester City por 18 millones. El Celta se benefició, y todos ellos se beneficiaron de su estancia en el Celta, alcanzando clubes que pagan bastante más que el Celta. Incluso otros como Roberto Lago o Krohn-Dehli, que no dejaron dinero en la caja celeste, encontraron acomodo en clubes que pagan más que el Celta. 

Así pues, si el Celta sabe convertir esto en un valor, hará ver a los posibles fichajes que el Celta es el trampolín ideal para dar un salto deportivo disfrutando durante unos años en un equipo que no para de crecer. Pocos jugadores han salido peor de lo que han llegado a Vigo, y esta fortaleza del club puede permitir que un futbolista se decida por el Celta, en lugar de otras opciones, algo verdaderamente importante ahora que son necesarios jugadores que marquen las diferencias y hagan dar un salto de calidad al equipo. 

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