El redondeo al alza y otros sacrificios de los abonados


Foto: Atlántico Diario
No está acertando el Celta en sus últimas decisiones respecto a los abonados. De entrada no sentaron demasiado bien los nuevos precios, más por el hecho de la mala explicación que de la subida en sí misma. El aficionado puede entender que el aumento de precios sea debido al aumento en la oferta, pero justificarlo por la “situación crítica” del club, o las declaraciones del Presidente en las que aseguraba que “le tocaba hacer un esfuerzo al aficionado” no fueron la mejor manera de explicar esta subida. 

Además, los nuevos precios en la grada de Tribuna baja, con una visibilidad muy superior a la anterior, molestaron sobremanera, especialmente aquellos que habían visto en la antigua grada de Preferencia una opción económica para seguir a su equipo.  La gestión de las camisetas tampoco ha sido la ideal para un club que acaba de reformar su equipo de Márketing, y que por lo visto tendrá que aprender de los errores propios, y no de los ajenos. La experiencia siempre es un grado. 

A todo ello se une algo que ha molestado mucho, y con razón, a los abonados que estos dían han acudido a renovar sus abonos o a darse de alta como socios del Celta, y es que el club está aplicando un redondeo a su conveniencia, que supone un cobro extra para todos los aficionados. Un ejemplo muy claro son los carnets infantiles. A la hora de aplicar el 5% de descuento por abonarse antes del 30 de junio, el club cobra 48€, en lugar de los 47,5 que salen aplicando el cinco por ciento prometido. 

En algunos casos han llegado a dar explicaciones vagas, alegando que en realidad el descuento es del 4,8% (?¿) o que el programa informático no acepta decimales. Lo normal, en casos así, es que si el club no tiene capacidad para adquirir un programa informático que cuente decimales (?¿) el redondeo sea a la baja, como fórmula de cortesía y fidelización hacia sus clientes. 

Además de los fallos del programa informático, están los de las calculadoras, que tampoco saben calcular el 10% de cantidades con decimales, así que a la cantidad obtenida tras el descuento inicial del 5% también le restan los decimales, redondeando al alza, para obtener el descuento por familia o accionista. 

Una pena que el club estropee su imagen ante el aficionado. Es cierto que, a diferencia de otras actividades, el seguidor de un equipo de fútbol no es un cliente al uso, ya que no tiene la opción de irse a la competencia, pero estaría bien un toque de atención por parte de los aficionados que, como es lógico, anteponen el bien del club a los caprichos de la entidad. Supongo que este sería el sacrificio que nos pidió Carlos Mouriño. Tragar saliva y mirar hacia adelante como si nada hubiera pasado. 

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