Vlado Guidetti

Foto: Miguel Riopa

Es difícil encontrar en el Celta alguna referencia similar a lo que John Guidetti aporta al equipo, y no solo en el aspecto futbolístico. El delantero sueco es un recién llegado a Vigo, aunque parezca que haya vivido toda la vida en las inmediaciones del estadio céltico. Su juego convence por su enorme trabajo, por su contrastada calidad, y una capacidad de sacrificio que le hacen merecedor de todas las oportunidades que tenga. 

Pero es fuera de los terrenos de juego donde se ha ganado a la afición. Se la ha metido en el bolsillo y ha cerrado la cremallera. Ahí se quedará para siempre. Desde sus primeros meses, cuando vimos la decoración de su garaje con pósters enormes de la afición en el estadio, o tras la victoria en el Vicente Calderón, con una simpática entrevista concedida a Televisión española, en la que desbordó carisma y personalidad. 

Lo de ayer, cantando el himno con la afición, algo que ya había hecho mucho antes, son cuestiones que ahondan en el profundo cariño que le tiene al sueco un amplísimo sector de la afición. Pocos celtistas hablan mal de él, y eso es algo realmente difícil de conseguir entre cualquier afición. No es la primera vez que lo hace, ya que en Glasgow aún guardan un excelente recuerdo de él los seguidores del Celtic. 

No sabemos qué recorrido tendrá el ariete en el Celta. Tiene un contrato largo y una cláusula de rescisión que puede disuadir a sus pretendientes, pero el mundo del fútbol da muchas vueltas. Seguramente no llegue a jugar ocho temporadas en el Celta como hizo en su momento Vlado Gudelj, y es probable que cuando deje el fútbol en activo no regrese a Vigo para trabajar en el club, y termine siendo delegado del equipo, pero es lo más parecido a él que ha habido en el Celta desde su retirada.