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Foto: Jorge Guerrero |
El Celta no fue capaz de rehacerse tras dos errores de Rubén Blanco que pusieron el partido muy cuesta arriba. La expulsión del guardameta, ya en la segunda mitad, convirtió cualquier esperanza de obtener algo positivo en una misión imposible.
Berizzo siguió con su plan de rotaciones para la portería, siendo, por turno, Rubén Blanco el titular en La Rosaleda. Por delante de ellos una defensa con bastantes cambios debido a la inclusión de Sergi Gómez en el mediocentro. Jonny ejerció como central. Wass y Pablo Hernández en la medular, y arriba Orellana, Señé y Iago Aspas.
El partido se puso cuesta arriba nada más comenzar y sin que ambos equipos hubiesen presentado sus credenciales. Una mala salida de Rubén Blanco permitió a Charles anotar un tanto fácil que ponía en ventaja a los locales. El Celta, sin excesivas respuestas ofensivas, apostaba por la combinación en busca de la portería contraria.
Así pudo llegar el empate, gracias a un pase extraordinario de Iago Aspas que remata Orellana ligeramente desviado. No era fácil el remate. Eran momentos en los que el Celta crecía sobre el terreno de juego, pero un nuevo fallo de Rubén Blanco, que vuelve a quedarse a media salida, permite al Málaga adelantarse por segunda vez con un tanto de Albentosa.
El Celta encajó peor el segundo golpe que el primero, pero fue creciendo poco a poco y a punto estuvo de reducir distancias gracias a una gran jugada combinativa entre Orellana, Aspas y Wass, que remató el danés al larguero. El descanso sentó mejor al Málaga, que estaba peor que los vigueses en ese momento.
En la reanudación salió el Celta con fuerzas renovadas, y un Orellana muy activo. El chileno puso a prueba en dos ocasiones a Kameni durante los diez primeros minutos. Berizzo decidió sacar la artillería, dando entrada a Bongonda en lugar de Jonny. El cambio ofensivo perdió su eficacia cuando en el minuto 63 el colegiado decide expulsar a Rubén Blanco. El guardameta realiza penalti sobre un jugador malacitano. La expulsión es rigurosa.
Amrabat ejecutó bastante mal el penalti, y Sergio detuvo una nueva pena máxima. Fue un mal menor, ya que el Celta en ese momento había entregado la cuchara. Sin embargo, aún tuvo fuerzas de flaqueza para morir con dignidad, llegando a la meta de Kameni en alguna ocasión, a pesar de la inferioridad numérica. No fue suficiente para meter el miedo en el cuerpo a la afición local, que veía con tranquilidad como se consumían los minutos sin excesivos sobresaltos.
Derrota clara, marcada por los errores propios y sentenciado por los ajenos. El fútbol es así.
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