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Foto: EFE |
Fabián Orellana estaba ayer de cumpleaños. El internacional chileno cumplió 30 años el mismo día en el que su equipo, liderado en gran parte por él, tomó el Vicente Calderón logrando la clasificación para las semis de Copa. No se me ocurre una mejor manera de celebrar su treinta aniversario.
Lo hizo además con otro partido muy completo, de esos a los que nos está empezando a acostumbrar, corriendo el riesgo de no darle la importancia que tiene. Orellana, situado en la banda izquierda en los últimos encuentros, supo marcar el tempo del encuentro, apareciendo en momentos clave del encuentro, y parando cuando era necesario.
Orellana crece en cada partido, añadiendo recursos nuevos a su abanico, con el que siempre ha mostrado estar a la altura de las circunstancias. Sus botas son un auténtico misterio, por esa increíble capacidad de pegarse como lapas a un balón de fútbol. La madurez mostrada por este joven de 30 años es digna de encomio. Nada que ver con el orellana que llegó a Vigo hace cuatro años y medio.
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