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| Foto: Marta G. Brea |
A pesar de que han pasado más de diez años de su marcha del Celta, y que esta no se produjo en las mejores condiciones posibles, el regreso de Jandro a Balaídos no pasó desapercibido. El veteranísimo centrocampista asturiano visitó el estadio vigués en varias ocasiones después de su salida del Celta, pero por su avanzada edad, y la dificultad que implica que regrese a Primera División, muchos aficionados entendieron que esta sería la última vez que verían al ex jugador céltico sobre un terreno de juego.
Y no en uno cualquiera, sino en Balaídos, el estadio en el que tan buenas tardes regaló a los aficionados celtistas, con esa letal pareja de mediapuntas que formaban él y Fabián Canobbio. Cuando Claudio Barragán decidió retirarle del campo, no hubo dudas entre los pocos más de cinco mil espectadores presentes en Balaídos: Aplausos.
Los merece en este momento un jugador que fue fundamental en aquella temporada en la que Fernando Vázquez dirigía desde el banquillo a un Celta que buscaba el regreso a la máxima categoría, que nunca, en aquel momento, debió perder. Cuando lo logró por segunda vez, tras el fallido ascenso de Jerez, el técnico de Castrofeito recorrió el campo del Lleida para abrazarse a Jandro, consciente de que en sus botas había estado buena parte del regreso a la máxima categoría.
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