Victoria colchonera


ABC

El Atlético de Madrid se ha presentado en los malos sueños de los celtistas en la última semana. Es el coco, el malvalvado, el villano que aparece de repente para romper la paz reinante y hurtar una de sus piezas más valiosas al equipo de Berizzo. Si Augusto Fernández termina comandado la sala de máquinas del Vicente Calderón, vivirá muchas tardes como la del domingo en Los Cármenes. El Celta fue más Atleti que nunca. Se comportó como un bloque grande, derrochando solvencia sin malgastar brillantez para vencer cómodamente a un rival inferior. Le bastó el rigor defensivo y marcar la diferencia tras la línea de tres cuartos. Allí siempre está Orellana, sediento de su particular venganza nazarí. Y también apareció Señé, del ostracismo a la cal para cocinar los goles y ampliar el armario del Toto. Cual Griezmann y Correa.

El partido empezó con un gol y terminó con otro. Antes de que Orellana reclamara ruido a Los Cármenes poco o nada había pasado. El Celta cedió el balón, como si las numerosas bajas obligasen a un cambio de plan. No le fue mal. Primero porque el Granada no supo inquietar. Cabral no lo permitió. La influencia del central argentino es tal que los olívicos han dado un paso adelante tras su regreso. Tres encuentros consecutivos sin encajar. Lejos quedan los improperios defensivos de Anoeta o Riazor. Hugo Mallo disfrutaba como central, sin las exigencias ofensivas del carril. Quizás su posición ideal si la vida le hubiera concedido unos cuantos centímetros más. Podría quedarse de no resultar necesario en el lateral. No por Jonny, que aunque todavía lejos del nivel selección, sujetó a Success con la ayuda de Señé. Sí por Planas, cuyo costado es siempre una vía de entrada para el rival.

Por delante se esperaba a Bongonda y apareció Señé. Sin Nolito, el rol del belga lo realizó el catalán. Dieciséis jornadas y varios contratiempos después tuvo la oportunidad desde el inicio. No defraudó. Berizzo ya sabe que hay un chico más en plantilla que sabe jugar a esto. Madinda debería ser el siguiente. El ex del Oviedo recuperó la figura del extremo derecho olvidada con el viaje de Santi Mina a Valencia. Fabricó el primer gol con una jugada de toda la vida. Pared y pase de la muerte. También gestionó el segundo con la asistencia a Jonny que aceleró la jugada. Incluso se permitió el lujo de rozar su golito en dos ocasiones. Ahora vuelve el Tucu Hernández y lo lógico es que le espere de nuevo el banquillo. Bongonda todavía está por delante. Pero Señé ya ha asomado la cabeza.

Y Orellana. Hoy por hoy es la diferencia, el distintivo de calidad. Algún granadino debió frotarse los ojos cuando su colega de grada le comentó que ése que los estaba haciendo picadillo era el mismo chaval anodino e insulso de su última temporada en la ciudad de la Alhambra. Hace tiempo que es el futbolista más desequilibrante del equipo, de los pocos capaces de recibir un balón de espalda en la medular, girarse y armar la mundial. Ahora empieza también a ser determinante en el área, donde siempre reinó Nolito. Sú fútbol ha dejado de ser silencioso. Genera un estruendo y el Poeta pide más.

Jornada 16 y 31 puntos. Volvió Rubén Blanco a la portería justo cuando Sergio había recuperado argumentos para conservarla. Cambio largoplacista, se entiende. No tuvo trabajo. El día que debutaba en Primera, hace ya un par y algo más de temporadas, el Celta se plantaba en Valladolid en una jornada 37 del campeonato con el mismo puntaje que en fin de año. Lo dice todo. La permanencia, que nunca fue un objetivo real, queda ya muy atrás. La mira está puesta en Europa, en el plato bueno o quien sabe si en el mejor. Sólo el Villarreal amenaza la cuarta plaza. El Deportivo a 5, el Athletic a 7, el Sevilla a 8 y el Valencia a 9. Y el Real Madrid a 2. Y el Atlético a 4. De no creer, Augusto.

0 comments:

Publicar un comentario