El gato vuelve a maullar

Foto: Óscar Vázquez

Había cierta preocupación entre el celtismo por el estado de forma de Sergio Álvarez. El “gato” de Catoira, que firmó una temporada espectacular en la pasada edición de la Liga, había comenzado este campeonato con el mismo nivel, pero en las últimas semanas había sufrido un drástico descenso en sus prestaciones. Sorprendía en un guardameta que siempre ha sido tan sobrio, pero lo cierto es que no solo había dejado de parar balones imposibles, sino que se había complicado la vida en exceso en más de una ocasión. 

Llegó a surgir el debate sobre su titularidad, con Rubén Blanco de fondo. El de Mos, suplente por segunda temporada consecutiva de Sergio, salió en la Copa del Rey ante el Almería y jugó a muy buen nivel, y eso no hizo sino alimentar dichos debates. Entonces el Celta llegó a Sevilla, para medirse al Betis, y la figura de Sergio volvió a emerger. Con sus paradas mantuvo vivo al equipo, aunque no pudo evitar el tanto de Jorge Molina que empataba la contienda. 

Una semana después ha dado un paso más con una extraordinaria actuación ante el Espanyol. Mucho se hablará de la reacción del Celta tras quedarse con uno  menos, del excelente partido de Orellana, del golazo de Aspas, o del trabajo encomiable de Augusto. Incluso ensalzamos, con justicia, el trabajo de la zaga, pero nada de lo conseguido por el Celta hubiese sido posible si el “gato” no hubiese volado para detener sendos cabezazos, uno en la primera mitad, y sobre todo el de la segunda. Un paradón tras un saque de esquina que mantuvo al Celta con vida, y con los tres puntos en el bolsillo. 

No solo eso, sino que estuvo muy bien relacionado con la defensa en todo momento, muy atento y concentrado, saliendo a balones que parecían inalcanzables para evitar que, generalmente Hernán Pérez, los alcanzase. Jugándose el tipo si hace falta. Es evidente que los porteros tienen mejores y peores partidos. Y también existen las rachas. Sergio ha sabido darle la vuelta a la suya. El gato vuelve a maullar.