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| Foto: Atlántico |
Sergi Gómez llegó a Vigo el verano pasado buscando una oportunidad en la máxima categoría. El catalán firmó por tres años en un equipo ideal para crecer, reencontrándose con viejos conocidos como Fontàs, Nolito o Planas. Un cambio de casa para estar casi como en su propio hogar. Llegó con la dificultad añadida de que la zaga del Celta estaba formada por una pareja bastante estable, conformada por el propio Fontás y por Gustavo Cabral.
Como era de esperar, las oportunidad fueron pocas en las primeras jornadas, e incluso probó como lateral derecho ante el Elche. Sergi era consciente de que debía esperar la ausencia de alguno de los centrales titulares y aprovecharla. Y lo hizo, especialmente en la primera fase de la temporada. Terminó la Liga jugando 26 partidos entre Liga y Copa, y con la sensación de que este año tendría que dar un paso adelante.
Como era previsible, la suplencia le acompañó en las primeras jornadas, pero una lesión de Fontàs, que se está alargando más de lo previsto, le está permitiendo acumular minutos como titular, volviendo a sorprender positivamente. Sergi Gómez es un jugador muy distinto a su ex compañero en el Barcelona. El “20” del Celta rezuma contundencia y seguridad a pesar de su juventud, y tiene mucho margen de mejora.
Además, se ha mostrado como un veterano en partidos difíciles para el equipo, algo que ya demostró el año pasado y que se consolida durante el presente curso. No sabemos qué sucederá cuando regrese Fontàs. Parece que Berizzo volverá a optar por la pareja habitual, porque está satisfecho con su rendimiento y le gusta lo que le dan ambos jugadores, pero está claro que cuantas más oportunidades tiene Sergi Gómez, más dudas se le plantearán al preparador celeste.
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