Ganarle al Barcelona no es una maldición


Foto: Álex Caparrós
Cuando la pasada temporada el Celta logró vencer al Barcelona en el Camp Nou acababa con una maldición que duraba 73 años, los que llevaba sin ganar en tierras catalanas, pero iniciaba otra que duró menos pero pudo tener funestas consecuencias para el equipo de Berizzo. Aquel gol de Larrivey en el Camp Nou fue el último que marcó el Celta en dos meses, desde el 1 de noviembre hasta el 10 de enero del año siguiente. 

Como es lógico al no marcar, el Celta tampoco marcaba, y la racha llevó a Berizzo a una situación límite que a punto estuvo de costarle el puesto, luego de conseguir tan solo dos puntos de treinta posibles. Muchos se aventuraron a decir que hubiese sido mejor no ganar en Barcelona, por si acaso aquella maldición del Camp Nou era cierto y no otra tontería de la prensa. 

No sé si esos mismos, pero alguno ha querido equiparar lo vivido este año por el Celta tras derrotar al Barcelona 4-1 en Balaídos. Como en aquella ocasión, en el siguiente partido no pasó del empate, aunque en esta ocasión con un matiz muy importante, ya que se logró un punto en un campo difícil como el de Eibar, y Iago Aspas marcó un gol, que convierten al Celta en el equipo más goleador de la Liga. 

Pensar que este equipo va a estar ocho partidos sin ver portería, como sucedió el año pasado es altamente improbable, como también lo debería de ser aquella racha que colocó al Celta al borde del abismo. Este equipo es más maduro que el de la pasada temporada y harán lo que deben para mantener el nivel sin venirse abajo. Obviamente habrá malas rachas, las que tienen todos los equipos del mundo en cualquier categoría, pero el objetivo es que no sean travesías del desierto como la del pasado curso.  Ganar hoy acallaría cualquier comparación. 

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