El don de la invisibilidad


No suelo ver los informativos de deportes en las cadenas generalistas. Cada vez que lo hago acabo indignándome, y seguramente no merezca la pena. Ayer, sin embargo, tuve ocasión de ver los deportes en Telecinco, en una situación en la que me resultaba imposible hacer otra cosa. El caso es que, cuando empezaron, pronostiqué que habiendo tres equipos en lo alto de la tabla co 18 puntos, de uno de ellos apenas hablarían. Y acerté, si bien no era muy complicado. 

Comenzaron informando sobre el Barcelona, los cuatro goles de Neymar, esas anécdotas que incomprensiblemente deben de gustar mucho a los aficionados etc. Incluso hicieron una pieza independiente para un supuesto incidente de Claudio Bravo con su coche. Inicialmente era que casi tenía un accidente, pero finalmente simplemente obligó a otro coche a frenar un poco. Suficiente sin duda para sacarlo en el informativo. 

Luego tocaba el turno del Madrid, con todos los detalles y matices del partido de ayer. En teoría el siguiente turno era para el Celta, pero telecinco consideró que el resumen del partido del PSG, próximo rival del Madrid en la Champions, era más importante. Así que hubo que esperar a que los franceses acbaran para ver un resumen del Celta, 15 segundos, con unas declaraciones de Berizzo, que dieron paso a lo que era el resumen de toda la jornada. 

Ni tan siquiera los resultados, ni el buen juego desplegado, hacen que la prensa nacional considere que merece un trato mejor. Ni tan siquiera esta racha le rescata del olvido. Sigue teniendo el don de la invisibilidad. Y es cierto que si todos pudiésemos elegir un súper poder, muchos elegiríamos ese. Ese poder, ese don, nos hará invisibles, y eso solo puede ser positivo. Tal vez cuando nos vean sea demasiado tarde. 

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