Top 5. Serbios del Celta: (5) Vladimir Culafic



Dejan Drazic será el decimoquinto jugador serbio en la historia del Celta. Solo Argentina y Brasil supera al país balcánico como exportador de jugadores al Celta, y con más de una docena de futbolistas es fácil encontrarse a jugadores que aún hoy se recuerdan en Balaídos, pese a haber dejado el equipo hace más de una década. Durante el día de hoy vamos a recordar a los cinco mejores, nuestro Top 5 particular. Esperemos que os guste. 

#5 Vladimir Culafic  (1979-81) 51 partidos / 13 goles

Al igual que Drazic, Culafic llegó a Vigo procedente del OFK de Belgrado, pero el fichaje de este serbio nacido en Luge fue especial ya que se convirtió en el primer futbolista de la antigua Yugoslavia que vestía la camiseta del Celta. Fue en 1979, y jugó durante dos temporadas. Tenía mucha calidad, más de la que seguramente demostró, y merece estar en este top 5. 

Internacional absoluto con su país (debutó en 1983) durante casi una década. Llegó a disputar más de una competición continental de selecciones nacionales. Fue campeón del torneo liguero en su país, donde jugó en el Borac Banja Luka, Buducnost Pec , y en el OFK Belgrado.

Llegó al Real Club Celta, que acababa de descender a segunda división, en el mes de agosto de 1979, como una atracción del “IX Trofeo Ciudad de Vigo”, disputado en Balaídos los días. 20, 21 y 22 de agosto de aquel año, en formato cuadrangular en el que, además del Celta participaron el Athletic de Bilbao, Ferencvaros de Hungría y Cruceiro de Brasil. Culafic venía recomendado por Marcovich, un hombre de negocios futbolísticos que le habla traído desde Belgrado. El intermediario estaba muy interesado en incorporar a Culafic a la plantilla de un club español.

Y pensó en el Celta, ofreciendo la actuación del jugador yugoslavo, a título de prueba, para que vistiendo la camiseta céltica pudiera acreditar su calidad futbolística ante rivales tan calificados como los equipos participantes en el torneo veraniego vigués. Participó en varias sesiones de entrenamiento, en las que no convenció al técnico celeste, Pedrito. El entrenador informó a la Junta Directiva que Culafic no era el jugador que necesitaba para potenciar la capacidad realizadora del equipo vigués con vistas a la competición de Liga.

Pero, pese a este informe desfavorable, Culafic formó parte del equipo céltico en el primer encuentro del «Trofeo Ciudad de Vigo” contra el Ferencvaros. No lo hizo mal. Marcó un gol que la clientela de Balaídos consideró como un primer testimonio de su valía. Y en el partido final del torneo veraniego, frente al Athletic de Bilbao, la actuación de Culafic resultó más convincente a los ojos del aficionado, que expresó su desagrado cuando, a pocos minutos del final, el entrenador dispuso su relevo.

Pero Culafic había gustado a la hinchada, y los aplausos que se le tributaron, movieron a la directiva a pedir al técnico Pedrito que, reconsiderase su informe. Y en efecto, modificó su primer diagnóstico, manifestando que Culafic era un buen jugador y que podía ser interesante su incorporación a la plantilla celeste. Así, bajo esta base, con el respaldo de los aficionados que habían subrayado con grandes aplausos la evolución del yugoslavo, Culafic firmó contrato con el Celta por dos temporadas. Su fichaje costó al Real Club Celta cuatro millones de pesetas.

Jugó en su primer año en el Celta, 28 partidos de liga anotando 10 goles que lo convirtieron en el máximo goleador del club vigués en una temporada nefasta, que acabó con el equipo en el pozo de la 2ª B. Ya en plena competición de Liga, algún sector dél público entendía que no todos los jugadores célticos apoyaban la inclusión del yugoslavo en el equipo. Incluso, se llegó a decir que no le servían balones en medida suficiente.

En la campaña 80-81 participó con el equipo celeste en la 2ªB, formando con Del Cura y Lucas una delantera muy goleadora, con Andrés, Ademir y Suárez en la media. Pero los últimos meses del campeonato fue cedido al Recreativo de Huelva.

Tras la vuelta del equipo a segunda división, se le concede la libertad, y ficha por el Cadiz, debutando en la primera división española, aunque solo juega tres encuentros marcando un gol. También en Cadiz, cerca del Carranza, abrió un Pub en el que uno de sus habituales inquilinos era David Vidal. Era todo un Don Juan con las señoras de la época.

Ya retirado, emprendió la carrera como entrenador, aunque, como ocurre en muchos casos, su trayectoria como Director técnico no alcanzó los niveles de la que tuvo como jugador. Ahora sigue ligado al mundo redondo del balón, pero alejado del profesionalismo.

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