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Foto: Óscar Vázquez |
Terminada la pretemporada del Celta, se pueden sacar algunas conclusiones. Muchas de ellas son positivas, siempre pendientes de que los acontecimientos nos vayan situando en el lugar exacto, en aquel en el que merece estar este equipo, pero hemos podido ver como determinados jugadores han evolucionado con respecto al año pasado. Uno de ellos es Pablo Hernández. El “tucu” ha sido una de las sorpresas agradables del verano.
Y digo sorpresa porque su imagen está bajo mínimos tras los registros de la pasada temporada. El internacional chileno no goza de buena imagen entre un sector de la afición, muy disgustado con su año de presentación en el Celta. Sin embargo, el empeño de Berizzo por demostrar que es un futbolista útil para el equipo puede encontrar su recompensa este año. En la pretemporada hemos visto a un futbolista más adaptado al esquema y al ritmo de juego, si bien es cierto que no se juega a la misma velocidad en los amistosos que durante la Liga.
Seguramente esa sea la clave, ver si es capaz de adaptarse al hostil entorno de la Primera División española, donde tanto sufrió el pasado año sin poder realizar una pretemporada en condiciones. Este año ya no tendrá esa excusa. Se ejercitó junto al resto de sus compañeros, ha sido uno de los que más minutos ha tenido y lo ha hecho además en diversas posiciones, demostrando también a su entrenador ser capaz de adaptarse a varios puestos. Desde el mediocentro más defensivo, hasta la mediapunta más ofensiva. El Tucu viene para quedarse, siempre ha dicho que desea demostrar a la afición lo que tiene en las botas, y esta es su gran oportunidad. ¿La aprovechará?, ¿Será este el año del Tucu?.
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