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| Foto: Jorge Landín |
El camino de Borja Iglesias hasta la élite ha sido largo y tortuoso. Dios sus primeros pasos en la cantera del Santiago de Compostela, y a los 14 años ya puso rumbo al Levante. Primero en el Valencia, y finalmente en el Villarreal, con quien llegó a competir en categoría nacional. Sus 11 goles con el equipo C le permitieron fichar por el Celta en 2013, regresando así a su añorada Galicia.
Desde su llegada a Vigo ha demostrada una gran capacidad goleadora, confirmando la fama que le precedía. En su primer curso en vigo anotó 13 goles en 35 partidos, pero no pudo evitar el descenso de su equipo. Los despachos hicieron el resto, y en la segunda oportunidad fue más allá, anotando 16 goles en 34 partidos. Por delante tiene un partido para incrementar sus cifras, pero el rendimiento ya es sensacional, anotando incluso dos goles en el partido de la salvación frente al Coruxo.
Borja Iglesias cumple perfectamente con el perfil de nueve de referencia, de los que fijan defensas, con gran juego de espaldas, no exento de técnica y con buena capacidad para la finalización. Son características que le auguran una buena carrera profesional a poco que la suerte y las lesiones lo respeten. Esta temporada ha tenido el premio del debut en Primera División. Es todo un logro, alcanzando ante el Sevilla. Disputó 12 minutos en un partido difícil para el Celta, que estaba con un hombre menos desde los albores del partido.
En Vigo le queda un año más de contrato. Veremos qué sucede. Ha cumplido 22 años en enero, y esta temporada, a falta de una jornada para la conclusión del campeonato, es el máximo goleador gallego de la categoría, por delante incluso de Joselu, el artillero del Racing de Ferrol, que el año pasado alcanzó los 30 goles en el Compostela. No son pocos los que piden para Borja una oportunidad este verano. Tal vez la pretemporada con el primer equipo y pelear con los delanteros por una plaza en el equipo. Puede ser su gran oportunidad. Tiene gol, y eso ya es una ventaja.
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