Radoja, el sacrificio de Berizzo


Foto: Pepe Villoslada
Nemanja Radoja fue el último fichaje del Celta el pasado verano. Su contratación respondió a la reacción del club cuando comprobó que Oubiña seguramente se perdería muchos meses de competición. Se barajaron muchos nombres en la prensa, casi todos con pedigrí, y sueldos excesivos para la austeridad que maneja el Celta en materia salarial. Así llegaba este serbio al que el Celta seguía desde hace tiempo y por el que pagó en torno a un millón de euros a la Vojvodina de Novi Sad. 

El celtista medio no conocía de nada a este jovencísimo futbolista que venía a Balaídos para disputar una plaza en el once inicial con Borja Fernández. No tardó en hacerse con la titularidad. Jugó el primer partido y en la segunda jornada ya fue titular, de la que no se movió hasta el varapalo de Getafe. Su adaptación fue tan rápida en el campo como fuera de él. Por las venas de Radoja corre esa sangre balcánica que convierte a estos jugadores en únicos a la hora de integrarse en un fútbol y una sociedad radicalmente distinta a la de origen. 

El idioma del fútbol es universal y Radoja venía con mucho ganado. Durante muchos meses fue la referencia entre el centro del campo y la zaga. Respondió como pivote defensivo, pero también llegó a actuar como central e incluso como lateral derecho, dando un rendimiento más que satisfactoria en todas las posiciones. Pero el terremoto de Getafe lo cambió todo. 

Aquel día Berizzo vio peligrar su puesto y decidió dar un golpe de timón. Diez partidos sin ganar era demasiado tiempo y las situaciones límite requieren medidas límite. El técnico argentino no conoce el miedo y tomó una decisión complicada en el momento preciso dando entrada a Augusto Fernández como pivote defensivo. Los cuchillos estaban preparados para trocear el cadáver del “suicida” Berizzo, pero hubo que guardarlos hasta una mejor ocasión. 

El centrocampista argentino no solo cumplió en su nueva posición, sino que puso en duda a todos los entrenadores que durante su carrera empujaron al jugador al extremo. Desde aquel partido ante el Córdoba, en el que una decisión arbitral pudo echar todo al traste, nadie discute ya que Augusto Fernández debe ser el pivote defensivo de este equipo. Ni tan siquiera aquellos que eran más reacios a aceptar una decisión que no acababan de comprender. 

Pero en toda lectura positiva, hay una negativa, y en este caso la víctima ha sido Nemanja Radoja. El joven serbio que llegó a Vigo con descaro para ser titular en Primera División, ha pasado irremediablemente al banquillo. La nueva configuración del centro del campo céltico, donde primera la creación sobre la destrucción, no dejan hueco a un futbolista admirado por el celtismo y que a día de hoy es el cuarto mejor jugador de la temporada según las valoraciones de los lectores de nuestra web. 

No nos cabe duda de que Radoja volverá a ser importante, si no es este año será para el próximo. Por juventud y capacidad de crecimiento, tiene posibilidades de volver a convencer a Berizzo, para el pivote o para otra posición. El serbio ha sido el sacrifico de Berizzo. Es cuestión de adaptarse a la nueva situación. Su sangre balcánica hará el resto. 

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