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| Foto: Atlántico Diario |
A lo largo de las temporadas, los entrenadores toman múltiples decisiones, siempre con el fin de mejorar a su equipo, aunque no siempre lo consigan. Muchas variaciones tácticas terminan en una caja que el técnico de turno jamás volverá a abrir, y otras acaban convertidas en auténticas genialidades que sorprenden a cualquiera. Una de las que apuntaremos a Berizzo es la de colocar a Augusto Fernández como pivote defensivo, algo que parecía una locura cuando lo vimos ante el Córdoba, y que ha acabado siendo una variante táctica que se recordará con el paso del tiempo como clave para el Celta esta temporada.
A Augusto el sistema de Berizzo no le acababa de encontrar un hueco. El argentino aparecía como interior, en posiciones más ofensivas, más cerca de una banda, en ocasiones jugaba como carrilero, llegó a ser lateral derecho ante el Espanyol (ese recurso está en una caja que nunca volverá a abrir Berizzo) hasta que llegó el partido del Córdoba, donde el técnico argentino se jugaba su continuidad en el club vigués.
Sin mucho que perder, el Toto dio un golpe del timón, radicalizando la naturaleza ofensiva del Celta al ubicar a Augusto Fernández, que fue fichado como extremo puro, en la posición que anteriormente ocupaba Nemanja Radoja, un jugador de características muy diferentes. Augusto se adaptó desde el primer encuentro, como si hubiese nacido para jugar ahí. Sus características dan seguridad y confianza a la medular.
Es muy intenso, lo que le permite robar muchos balones, y tiene una capacidad increíble para aguantar el balón, protegiéndolo, gambeteando, y yéndose de sus rivales por habilidad. Además, ha demostrado tener capacidad para iniciar contras con pases rápidos y sabe elegir la mejor opción para sus compañeros. También cabe destacar su movilidad, y la facilidad para ayudar a compañeros agobiados ofreciendo líneas de pase. Un mediocentro muy completo que no hace pensar que lleve jugando en esa posición tan solo dos meses.
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