Naufragio en El Madrigal


EFE

De manera justa, aunque excesiva, recuperó el Celta el amargo sabor de la derrota ante un Villarreal que impuso su superioridad futbolística y aprovechó los errores individuales para engordar el marcador definitivo. Sufrieron así los de Berizzo el castigo más abultado del campeonato, víctimas de un planteamiento desacertado y de la mala tarde de algunos de sus protagonistas. 

Bien es cierto que sobre el verde no estuvo Michael Krohn-Dehli, piedra angular del equipo. Berizzo aparcó el hombre por hombre y tiró de pizarra para solucionar la ausencia del danés. Defensa de tres centrales, doble pivote habitual y Orellana y Nolito repartiéndose el enganche. El experimento funcionó a medias. El Celta maniató al Villarreal durante la primera media hora. Los amarillos apenas inquietaron la portería de Sergio, pero tampoco vieron amenazado el arco Asenjo. El Celta renunció a sus virtudes ofensivas y planteó un escenario de autoprotección, más preocupado de contener a Giovani y Campbell que de explotar a Nolito y Orellana.

El castillo se desmoronó en las postrimerías del descanso. Dos dianas locales en sendos despistes de Cabral abocaron al Celta a perseguir la heroica en el segundo tiempo. Buscó Berizzo un cambio de piezas, sin renunciar al tridente defensivo, pero metiendo más creación en el medio. 45 minutos para un Álex López acostumbrado últimamente a las migajas. La variación funcionó y el campo se inclinó hacia la portería amarilla. Más si cabe con el gol de Augusto (sí, increíble, a balón parado). El protagonismo era de Nolito y compañía.

El partido pedía la entrada de Santi Mina por un insulso Orellana para rematar la remontada. Incluso el recambio de un batallador pero desafortunado Charles por Larrivey. Decidió entonces Berizzo exprimir la pizarra con un cambio tan extraño como desacertado. Hugo Mallo se retiró por Bongonda y el belga se ubicó en el carril izquierdo. Por ahí, por donde debió haber llegado el empate de la mano de un activo Nolito, se certificó la derrota. Dos goles del Villarreal terminaron de tumbar a un Celta inferior pero que no mereció tan grueso castigo. 

Derrotados seis fechas después, toca recuperar la senda del triunfo ante un Athletic en racha. Partido clave para saber si este Celta vivirá un final de Liga sin emociones o si todavía puede aspirar a algo más. Plantilla hay y hubo siempre para discutir al Málaga la séptima plaza. Otro asunto es como se ha gestionado desde agosto. Pocas dudas hay de que el objetivo primordial se cumplirá sin apuros. La discusión radica en si se debió o se debe todavía demandar, que no exigir, un poquito más. 

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