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Foto: Ricardo Grobas |
Si hubiese que elegir un gol que describiese al Celta de la presente temporada, seguramente no elegiríamos una asistencia de Jonny, con remate a gol de Krohn-Dehli. Ninguno de estos dos futbolistas se ha prodigado en exceso en dichas artes. Krohn suele dar el pase, en lugar de marcar los goles, y Jonny se ha especializado en evitarlos, más que en facilitarlos, pero el caso es que entre el de Matamá y el de Copenhague, cocinaron el gol 1.400 de la historia del Celta en Primera División como local.
Jonny llegó al primer equipo hace dos temporadas. Primero de forma puntual, y posteriormente para quedarse cuando Hugo Mallo sufrió una grave lesión que le impedía jugar el resto de la temporada. Entonces actuaba como lateral derecho, posición en la que la competencia con el de Marín era feroz. Las circunstancias fueron desplazándole a la banda izquierda, y a pesar de los fichajes, parece cada vez más indiscutible en el once inicial. Sus características son las de un futbolista fuerte, bregador, más defensivo que ofensivo, que jamás da un balón por perdido.
No es habitual verle atacar con tanto descaro como en la acción del gol ante el Elche, donde asistió hábilmente a un Krohn-Dehli que ya había flirteado con el gol minutos antes. Sorprendieron las ganas del danés por agradar a la afición. Lo intentó de muchas maneras y finalmente lo logró. Da la sensación de que Krohn-Dehli es consciente de lo que representa para la afición y comienza a afrontar la responsabilidad de llevar al equipo sobre sus hombros. No se conformó con dar pases inverosímiles para sus compañeros, sino que buscó ayudar también en ataque.
Y esta característica no le ha perseguido durante su estancia en Vigo. Cuando fue fichado, agradaban sus estadísticas en la Eurocopa disputada en Polonia y Ucrania semanas antes. Con la selección danesa había marcado dos goles, uno de ellos ante Holanda de bellísima factura. Prometía en el aspecto goleador, aunque finalmente hemos visto en él a un pasador de lujo. Una mezcla de Magic Johnson y John Stockton, plasticidad y eficacia.
Quizás no era lo que se esperaba, pero uno de Matamá y otro de Copenhague cocinaron el gol 1.400 del Celta en Balaídos como equipo de Primera División. Que no tarde en llegar el 1.500.
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