Puede que no sea el futbolista con más glamour del Celta, puede que cuando comience la temporada sea uno de los candidatos a vivir en el ostracismo. Puede que esto sea cierto o no, pero lo que es indiscutible es que Jonny acaba convirtiéndose en un jugador fundamental para el Celta, sea quien sea el entrenador. El pasado curso llegó Luis Enrique al Celta con la idea clara de que los laterales fuesen muy profundos y ofensivos. Se inventó la solución de Toni, y contaba con Aurtenetxe, que había sido titular con Bielsa en el Athletic.
Ninguna de las dos soluciones fue buena. A cual peor, hasta que descubrió en Jonny, un lateral derecho reconvertido, su mejor solución. Jonny cogió la titularidad y no la soltó hasta que terminó la temporada. Con su llegada al equipo se acabó el debate del lateral izquierdo. No existía. Y eso que muchos lamentaban que el de Matamá hubiese seguido en el Celta, en lugar de buscar una cesión con la que disponer de los minutos que se le negaban en Vigo.
No hizo falta. Tampoco este año, cuando el Celta fichó a Carles Planas, contando con Hugo Mallo en la derecha. Otra vez la sombra de la suplencia, la falta de minutos y otras zarandajas. No hizo falta. Nadie le reprochó haberse quedado, porque fue titular desde el primer día. Primero por la banda derecha, y cuando Hugo Mallo estuvo recuperado, por la izquierda. No hay quien le tosa. Con razón. Jonny es uno de los jugadores más regulares del Celta. Siempre está, siempre cumple.
Uno se espera cualquier cosa de cualquier jugador, pero de Jonny uno siempre sabe lo que se va a encontrar. Fue octavo en el Manuel de Castro de 2013, y en el 2014 quedó quinto. Suma y sigue. No para de crecer. ¿Candidato en 2015? A regularidad pocos le ganarán. No estaría mal tener once como él.
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