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Foto: AD |
La historia no es nueva. Hace algo más de once años, tras la muerte de otro seguidor blanquiazul, Manuel Ríos Suárez, en los aledaños del campo compostelano de San Lázaro, a la conclusión de un partido de Copa del Rey entre los locales y el Deportivo, los Blues emitieron un comunicado en el que anunciaban su disolución.
Entonces admitían que el juguete se les había ido de las manos y el grupo desapareció, pero fue cuestión de meses que regresaran al fondo que habían ocupado desde 1987 en Riazor.
En 2003 la tragedia de Santiago, donde Manuel Ríos falleció golpeado por ultras de su mismo equipo cuando intentaba proteger a un niño aficionado del Compostela, cambió la visión de muchos seguidores del Deportivo que tenían contacto e, incluso colaboraban, con los Riazor Blues. Uno de ellos, que ya no está ligado de ninguna manera a los Blues, explica que aquel episodio en la capital de Galicia fue decisivo para desvincularse de la corriente ultra. "Me quité de ese ambiente. No me parecía normal que muriese una persona por un partido", afirma.
Por su parte, el presidente del Deportivo, Tino Fernández, afirmó el martes que el cierre de la grada es la primera medida; el objetivo último es que "no haya más Riazor Blues en Riazor". Y Esther, madre de uno de los detenidos en Madrid, expresaba un deseo : "Espero que los disuelvan". Su súplica puede cumplirse si los Blues, una vez que pase el entierro de Jimmy y se reúnan, deciden disolverse.
Carlos Alberto Fernández / Atlántico Diario
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