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Foto: AD |
¿Qué supone para usted enfrentarse al que fue su equipo durante cuatro temporadas y media?
Es muy bonito volver a la que fue mi casa durante tanto tiempo. En el Celta pasé algunos de los años más felices de mi vida. En pocos sitios he estado tan bien como en Vigo. El sentimiento que había con la afición, con el club y entre todos nosotros no lo he vivido casi ni en mi casa. Estuve muy bien allí y sobre todo estoy muy agradecido por todo el cariño que recibí de la afición.
¿Cree que los años que pasó en el Celta fueron los mejores de su carrera deportiva?
En el Celta fue donde más me valoraron. Sabían que yo era un jugador comprometido con el equipo y lo valoraban. Tanto la afición como la gente del club y los compañeros. Eso para un jugador de club como yo, que siempre he pensado más en el equipo que en mí mismo, es muy bonito. Hacía que fuera a trabajar día a día con ganas e ilusión. Además, el Celta me hizo madurar no sólo como futbolista, sino también como persona, porque llegué allí con apenas 21 años.
Y aquí se convirtió en internacional absoluto.
Sí, y eso habría sido imposible sin ese respeto que se me tenía, sin la confianza que me demostraba la gente del club, como Félix Carnero, y los diferentes entrenadores que tuve. Al final, cuando un jugador siente esa confianza, cree en sus posibilidades y es entonces cuando crece como futbolista.
¿Habla mucho con Paco Herrera, su actual entrenador, de sus respectivas etapas en el Celta?
Sí, hablamos de Vigo y casi se nos saltan las lágrimas cuando lo hacemos. Recordamos a la gente con la que coincidimos, los amigos que hicimos, los lugares a los que íbamos a comer… Paco también tiene un recuerdo muy bonito, subió al Celta a Primera División después de varios años y ahora está aquí con la misma ilusión, con el objetivo de ascender con Las Palmas.
Usted regresó a casa la temporada pasada, en la que rozaron el ascenso, después de una década entre Celta, Villarreal y Betis. ¿Cómo está viviendo su segunda etapa en la Unión Deportiva?
Volví a casa con muchas ganas de ayudar al equipo y subir a Primera División. La liga, sin desmerecer la Segunda División, no es lo mismo que la Primera, pero todos compartimos esa ilusión. Tanto yo como otros compañeros que también vienen de la máxima categoría como Valerón, Aythami, Momo, Nauzet Alemán… El problema es que, precisamente por ser gente de la casa, nos han puesto el listón muy alto. Se espera mucho de nosotros. Como en casa no se está en ningún sitio, pero tenemos que convivir con esa presión.
¿Qué esperan de la Copa del Rey? ¿Con qué objetivo afrontan la eliminatoria contra el Celta?
La Copa nos hace mucha ilusión. Creo que tenemos un equipo muy completo. No sólo la gente que está jugando, sino también los compañeros que no han tenido tantos minutos. No ha sido porque no lo merezcan, sino por las circunstancias, porque los resultados acompañan y entonces hay menos cambios. Le tenemos todo el respeto del mundo al Celta, pero estamos ilusionados con la posibilidad de pasar la eliminatoria.
¿Les beneficia la suspensión del partido del sábado porque así llegarán más descansados o están contrariados por no haber podido jugar?
Nosotros hubiésemos preferido jugar. Los viajes que hacemos no son muy cómodos y ahora no hemos tenido que jugar, pero es posible que para encajar este partido en el calendario tengamos que estar ocho o nueve días de viaje por la península. Además, creo que tanto Las Palmas como el Celta afrontarán la eliminatoria con gente fresca, que ha tenido menos minutos, por lo que haber jugado el partido no nos hubiese afectado.
¿Qué le está pareciendo el Celta esta temporada?
Le he visto muy bien. Es un equipo serio, que defiende muy bien y además tiene pegada arriba, con jugadores importantes como Nolito. Están haciendo muy bien las cosas y para mí la clave es que han mantenido la base de la temporada pasada y han acertado en los pocos cambios que han realizado.
Y con su excompañero Eduardo Berizzo como técnico. ¿Intuían que acabaría convirtiéndose en entrenador cuando compartían vestuario?
Sí. Siempre se ha comunicado muy bien, sabía llegar a la gente y veía muy bien el fútbol. Cuando jugamos juntos quizás ya no tenía la misma velocidad que a los 20 años, pero era muy inteligente. Con su experiencia y su magnífica colocación era capaz de rendir a un gran nivel. Y luego, cuando empezó a trabajar como ayudante de Bielsa en Chile, ya estaba claro que acabaría siendo un buen entrenador. Me alegro mucho por él.
Borja Barreira / Atlántico Diario
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