Un derbi que tuvo final feliz


Foto: César Quian
El Celta vuelve a ganar en un clásico del fútbol gallego gracias al penalti parado por Sergio en los últimos minutos

El celtismo vuelve a saborear las mieles del éxito ante su eterno rival más de siete años después. El descenso privó esos enfrentamientos contra el Deportivo. Regresaron hace tres campañas en Segunda División. En la categoría de plata el cuadro herculino se llevó el clásico del fútbol gallego en ambas ocasiones. Ambos choques se caracterizaron por un final cruel. En Riazor Lassad firmó la derrota céltica con un golazo mientras que en Balaídos Borja Fernández deshacía el empate en una jugada a balón parado en el último minuto.

El derbi gallego regresó a la élite del fútbol español. El Celta parecía superior a un Deportivo instalado en los puestos de descenso. En Balaídos la expulsión de Cabral privó a los hombres de Paco Herrera volver a llevarse el clásico. En Riazor, ya con Abel Resino en el banquillo, el triunfo volvió a ser para los coruñeses. La tempranera expulsión de Aspas rompió el partido. El conjunto vigués acabó siendo goleado y sólo Park maquilló el resultado en los minutos finales (3-1).

El duelo entre Deportivo y Celta sufría un nuevo paréntesis por el descenso de categoría del cuadro herculino. El equipo coruñés regresó a la élite por la vía rápida. Una temporada en el infierno. El derbi gallego volvía a ser de Primera. El conjunto vigués, ya consolidado en la máxima categoría, aprovechó la oportunidad de volver a doblegar al eterno rival. Nolito "abrió la lata", Cuenca firmó el empate mientras que Larrivey, a balón parado, volvía a insistir en que el clásico del fútbol gallego tenía que volver a tener color celeste.

Sin embargo, los minutos finales volverían a ser determinantes. El Celta no quería revivir lo sufrido en los últimos años. Balaídos había sufrido aquel gol de Borja Fernández que echaba por tierra los tantos conseguidos por Catalá y De Lucas (2-3). Ese temor a no derrotar al rival aumentó cuando Del Cerro Grande sancionó una mano de Cabral en el área. Medunjanin se topó con una nueva genialidad del gato de Catoira. Sergio Álvarez firmaba un nuevo milagro. Se convertía en el héroe del derbi gallego y en uno de los nuevos ídolos de la afición del Celta. Un desenlace final que tuvo como protagonista a un producto fabricado en la factoría de A Madroa.

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