Misma idea, la mitad de réditos


Cada partido es un mundo, y aunque las intenciones y los planteamientos puedan ser los mismos, los rivales y los condicionantes pueden cambiar, y mucho, los desenlaces, como le sucedió al Celta en Córdoba. Tan solo una semana después de que los de Eduardo Berizzo asombraran en la Liga con un bagaje ofensivo inmenso ante el Getafe, los célticos se vieron envueltos en un partido donde redujeron a menos de la mitad sus ocasiones.

A pesar de la arrolladora primera parte que los celestes protagonizaron en el Nuevo Arcángel, el botín que obtuvieron fue de un solo gol y en el cómputo global del partido generaron menos oportunidades que la semana anterior ante los azulones. Los célticos alcanzaron en el debut en Balaídos los 20 disparos, de los que 9 fueron directamente hacia la portería, cuatro se marcharon fuera y tres acabaron en gol. En Córdoba esa estadística se redujo a menos la mitad.

Los vigueses, a pesar del espectacular papel de Nolito y Orellana, de haber encerrado en su campo a los de Albert Ferrer y de encadenar llegadas, se quedaron con un balance de 9 disparos de los que cuatro tomaron dirección a la meta de Juan Carlos, dos salieron por encima del travesaño y solo uno se fue al fondo de la red.

Esa reducción del balance ofensivo, fruto sobre todo del bajón que el equipo experimentó en la segunda mitad, no se tradujo sin embargo en cuanto a posesión. Y es que el dominio abrumador de los de Berizzo en el primer tiempo permitió al equipo vigués cerrar el encuentro con una posesión del 59 %, exactamente el mismo porcentaje que habían atado frente al Getafe.

Cuestión de precisión

A nivel de precisión, el Celta prácticamente no se resintió respecto a la jornada inaugural, y el 80 % de sus pases, solo un 2 % menos que en Balaídos, fueron acertados. Mención aparte merece el juego aéreo. Ante los azulones el Celta se destapó con un 55 % de balones aéreos ganados gracias, en buena medida, a la aportación de Joaquín Larrivey. El argentino añade envergadura en el ataque y da al Celta variantes de las que carecía el curso pasado. Sin embargo, ante el Córdoba el atacante estuvo más atado y apenas dispuso de balones por alto, lo que repercutió en que el Celta bajase al 41 % su rendimiento aéreo.

El intenso calor y el desgaste que los célticos hicieron con su juego irrenunciable de presión e intensidad se esconden en buena medida tras esa bajada estadística. La Real Sociedad servirá de prueba del algodón.

Lorena García Calvo / La Voz de Galicia

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