Larrivey, que estás en los cielos


Foto: Lalo R. Villar
Al fútbol no sólo se juega con los pies. De hecho, se juega con todo el cuerpo salvo los brazos. Y Joaquín Larrivey sabe jugar con todo el cuerpo, con todo el corazón y con toda la inteligencia táctica. No fue el de ayer un partido estéticamente bonito. Había que pelearlo. Y en esa faceta sobresalió el delantero argentino. En un equipo que se supone forjado a ras de piso, el ex del Rayo vuela para cazar cualquier balón que le lanzan desde campo propio para liberar a sus compañeros, para favorecer la segunda oleada y, por qué no, para dar una asistencia de gol.

Esto último hizo en la acción del primer gol celeste. Y, después de bregar por todo el campo, supo ganarle la partida a Sidnei en el saque de esquina que coronó con el espléndido cabezazo del segundo tanto. La rúbrica a una actuación memorable por el esfuerzo y por el acierto.

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