Riazor, un banquillo con escala en Vigo


Ya no es una casualidad. El Deportivo vuelve a recordar lo acontecido en Balaídos para liderar un nuevo proyecto. Pasar del banquillo del Celta al del eterno rival se ha convertido en una rutina. El último caso lo protagoniza Víctor Fernández. El técnico aragonés ha sido el elegido por Tino Fernández para liderar el proyecto de un conjunto coruñés que regresa a la máxima categoría y, lógicamente, cuyo objetivo es mantenerse en la élite del fútbol español.

Víctor Fernández culmina una estadística sorprendente. De los últimos siete inquilinos del cuadro herculino, cuatro tenían pasado céltico. El resultado ha sido desigual. Casi extremo. Jabo Irureta triunfó en ambas plazas. En su efímero paso por el Celta, sólo una temporada, logró meter a los vigueses en la UEFA por segunda vez en su historia. En A Coruña su papel fue brillante. Logró conquistar una Liga, una Copa del Rey y mantuvo al Deportivo como uno de los habituales participantes en la Liga de Campeones.

Los dos últimos casos dirimen de las buenas sensaciones dejadas por el preparador vasco. Sobre todo en A Coruña. Miguel Ángel Lotina logró en Vigo clasificar al Celta para la Champions League, aunque una campaña después el equipo vigués acabó sufriendo el descenso (él había sido destituido). En A Coruña logró una milagrosa salvación en 2007/08, pero acabó devolviendo al Deportivo a Segunda División hace tres temporadas.

El club herculino apostó por José Luis Oltra para regresar a Primera. Lo logró en sólo un curso, pero ya en la máxima categoría fue cesado. Llegó el turno para otro entrenador sin pasado céltico,Domingos Paciencia, que apenas duró unas semanas. El Deportivo estaba hundido en la clasificación. Parecía imposible salvarse. Lendoiro recuperó para la causa a Fernando Vázquez, otro preparador con pasado céltico y que había logrado en Vigo tanto un ascenso como una clasificación para la UEFA. El técnico de Castrofeito rozó el milagro. Acabó descendiendo pero tardó sólo una campaña en devolver a los herculinos a la máxima categoría del fútbol español. Sus palabras en Arzúa supusieron su adiós como inquilino del banquillo de Riazor, un banquillo que a partir de hoy tiene otro entrenador con recuerdos en tono celeste, Víctor Fernández.

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