La injusta exigencia a Iago Aspas


Foto: Ricardo Grobas
El regreso de Iago Aspas a la liga española ha sido interpretado por el celtismo en algún caso como una mala noticia, y en otros, casi como una traición del moañés, de quien se rumoreó a finales de la pasada temporada que podría regresar al Celta. En realidad, nunca estuvo cerca de volver a Balaídos. Las condiciones económicas, no las de Aspas, sino las del Liverpool, impedían cualquier acercamiento. Incluso en caso de una cesión, la negociación con el conjunto inglés por la parte del salario que tendría que pagar cada una de las partes haría imposible sentarse a negociar. 

Criticar a Aspas por su fichaje por el Sevilla es respetable, pero en cierto modo injusto con el futbolista. Iago Aspas fue, durante las últimas cinco temporadas, un jugador muy importante para el Celta, evitando un final de temporada angustioso con sus goles ante el Alavés, y siendo clave tanto en el ascenso como en la posterior permanencia. Y si, también tuvo sus borrones, pero la trayectoria de Aspas con la camiseta del Celta, desde la objetividad que da el tiempo, fue prácticamente impecable. 

A nivel económico, Aspas firmó un buen contrato cuando renovó, pero muy lejos de lo que le ofrecían otros clubes. Durante el año del Celta en Primera, el moañés podría haber estado cobrando más en otros equipos, pero aceptó la renovación que se le ofreció. Y en su salida, casi inevitable por su imparable crecimiento como futbolista, dejó nueve millones de euros en las arcas celestes, por lo que fue un negocio más que aceptable para un club necesitado de inyecciones económicas como esas. Ya antes de marcharse tuvo ofertas en el mercado de invierno, ofertas muy serias, pero continuó hasta el final de la temporada. No dejó tirado al equipo en un momento en el que lo necesitaba. 

¿Se le puede exigir algo más a Aspas?. Los más románticos diremos que se le puede pedir fidelidad eterna. Que siguiese en el equipo de su alma, incluso aunque eso supusiera dejar de ganar dinero, que no es lo mismo que perderlo. Podría estar cuatro años más en Vigo, cobrando lo que en Liverpool ha cobrado por un año. Se le podría exigir, en todo caso hambre no pasaría, pero vivimos en un mundo donde los sentimientos han sido desterrados y los futbolistas, convenientemente asesorados, tratan de ganar el mayor dinero posible, y cuanto antes, por si surge cualquier situación que corte de repente sus carreras, ya de por sí cortas. 

Aspas quería progresar, saltar a un equipo como el Liverpool, con el que casi se proclama campeón de la Premier, fue una decisión correcta a nivel profesional, y una vez en Anfield Road, era evidente que regresar al Celta sería una cuestión de largo plazo. Los rumores sobre su regreso ilusionaron a cierta parte de la afición, pero en realidad nunca fueron más que una ilusión, un sueño difícil de cumplir. Tanto para Aspas como para el Celta. 

De todos modos, no es un sentimiento mayoritario. Gran parte del celtismo entiende los motivos que han llevado a Aspas al Sevilla, y comprende el porqué de la dificultad para que el Celta lo pudiese fichar. Es la ley del fútbol, a la que ya debemos acostumbrarnos. Con el paso del tiempo se verá este movimiento de otro modo, y desde luego habrá oportunidades. No me cabe duda de que por la cabeza de Aspas pasa la idea de regresar algún día al Celta. 

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