5 años de que se apareciese Iago Aspas en Balaídos


Foto: Ricardo Grobas
Hoy disfrutamos de un Celta ya asentado deportiva y económicamente en Primera División. Preparando su tercera temporada consecutiva en la Liga BBVA y con un bloque de jugadores mezcla de fichajes acertados y canteranos, terminando novenos en la pasada temporada. Pero hace cinco años, tan sólo un lustro, los celestes filtreaban con bajar a Segunda B. Directamente y sin paños calientes, con la práctica desaparición del Real Club Celta de Vigo.

El equipo no levantaba cabeza, era un vestuario destrozado por la pésima gestión de Pepe Murcia. Una plantilla que en la jornada 20 estaba a tres puntos del líder con un partido menos. Pero que cuatro meses después había visto cambiar a su entrenador por Eusebio Sacristán y sólo ganado un partido en todo ese período. Se le escapan las victorias una y otra vez. En el anterior partido en Balaídos ante el Murcia llegó a ganar 2-0 y le empataron en cinco minutos. La jornada anterior en Alicante ganaba 1-2 al Hércules y acabó viendo como Farinós fallaba un penalti en el descuento para el 3-2.


Llegaba la jornada 40. El Celta marcaba la salvación con 43 puntos y recibía al Alavés, su inmediato perseguidor, que tenía 40 puntos. Por debajo Alicante, Eibar y Sevilla B estaban ya descendidos. Una derrota ponía a los de Eusebio a los pies de los leones, el empate alargaba la agonía y la victoria ofrecía la salvación matemática al ganarle el goal-average a los vascos. El calendario a continuación era propicio, visitando al filial sevillista que sólo contaba con 17 puntos y cerrando en casa ante el Xerez ya ascendido a Primera. Pero el ambiente era que aquel equipo no le ganaba a nadie.

Las bajas afectaban de lleno a la delantera. Dinei sancionado, Maris lesionado y Ghilas con su selección. Sólo quedaba David Rodríguez y el juvenil Joselu que ya había debutado con el primer equipo. Ante ello Eusebio convoca del filial a Iago Aspas. Aunque había debutado ya la pasada temporada en Salamanca en la última jornada, nunca más había vuelto al primer equipo.

El partido fue tenso y con pocas ocasiones. Discurría sin sobresaltos, ante un Alavés que no quería arriesgar y un Celta al que el empate le valía pero no le sacaba de pobre. Eusebio decide ir a por el partido. Retira a Óscar Díaz para hacer debutar en Balaídos a un chaval de Moaña. Lo revolucionó todo. Primer balón que toca, casi sorprende a Bernardo. Sin embargo el éxtasis llegaría en los últimos minutos. En el 80 recibe un gran centro de Dani Abalo y bate de cabeza la portería vitoriana.


Pero a aquel equipo siempre le remontaban. En el 88 De Marcos, cedido aquella temporada por el Athletic en el Alavés, pone un pase de gol a Juanjo. Otra vez ocurría. Como ante el Murcia o el Hércules. Sin embargo, el mago de Moaña estaba allí. Minuto 93. Tras evitar Falcón el 1-2 con una parada prodigiosa, el balón llega a Rosada y Garitano (si, el entrenador del Eibar) lo derriba. El propio Bombón saca la falta, Vila cabecea para David. El talaverano remata, rechazo del portero y Iago marca a portería vacía el 2-1.


El resto es historia. El Celta se salvaba, nacía un nuevo heroe del celtismo y el equipo comenzaba a sentar las bases del ascenso de 2012. Echando la vista atrás resulta curioso ver lo lejos que llegaron varios de los jugadores de aquel equipo que casi se va al pozo. Jordi Figueras, Roberto Lago, Trashorras, Jonathan Vila, Michu, Óscar Díaz, Iago Aspas, Dani Abalo o David Rodríguez jugaron en la máxima categoría, en España o en el extranjero, esta temporada 13/14. Pero aquel día muy pocos estuvieron a la altura.

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