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Foto: Atlántico Diario |
Porque, como recordó ayer el secretario xeral para o Deporte, en aquel acuerdo la Xunta comprometía el dinero no para el campo, sino para "una instalación multideportiva" en A Parda; y porque aquel convenio todavía está dando sus últimos coletazos polémicos a pesar de que las obras ya están terminadas. Así, el Concello de Pontevedra se niega desde hace meses a dar por recibidas las obras realizadas en el estadio por parte de la Diputación dado el alto sobrecoste habido entre el presupuesto inicial y el real. De hecho, la intervención estaba presupuestada en siete millones de euros y finalmente se han gastado entre 16 y 17 millones, dependiendo de quien lo cuantifique.
Las reuniones entre Diputación y Concello para aclarar el coste, siempre aprobado por la comisión paritaria de seguimiento según la institución provincial, no han sido nada fructíferas y Pasarón sigue estando en un limbo en cuanto a titularidad. Eso sí, se reformaron las gradas en su totalidad, con nuevos vestuarios, oficinas, lavandería, taquillas, cabinas de prensa y hasta dos aparcamientos bajo las gradas Sur y Preferencia.
El coste puede dispararse
Otro factor a tener en cuenta de cara a trasladar el método a Balaídos es que si el costo de la reforma de Pasarón se fue hasta los 16 o 17 millones, siendo un estadio para unos 12.000 espectadores, el del recinto vigués se dispararía mucho más allá de los casi 3 millones que el Concello destinaría en los dos próximos años dentro de su plan. Sabiendo, además, que la actuación en Pasarón se centró en el interior del estadio, quedando el exterior más desvalido. Sea como sea, también se puede aprender de los errores cometidos en el estadio pontevedrés para no trasladarlos al vigués. Si es que el proyecto sale adelante.
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