A Eduardo Berizzo y su familia les ha costado tomar la decisión de dejar Chile. Y no sólo por el bienestar futbolístico hallado allí por el nuevo técnico del Celta, que también, sino por el grado de identificación logrado con la localidad de Rancagua, donde el Toto es venerado tras haber logrado una Liga y una Supercopa con el O'Higgins.
Porque Berizzo ha calado hondo en la comunidad chilena. Por los éxitos, obviamente, pero también por su personalidad, en la que hace gala de una ética profesional que ya lucía siendo jugador y que fue perfeccionando después como segundo de Marcelo Bielsa en la selección chilena.
El carácter del Toto será diferente al mostrado por Luis Enrique Martínez esta temporada en Vigo. Porque Berizzo es celoso de su intimidad –al igual que al asturiano– y amante de la discreción en cuanto a los medios de comunicación –como lo fue el asturiano hasta cuando quiso o pudo y como demuestra su silencio en las últimas semanas–, pero en el cara a cara resulta más cercano.
Tal afabilidad quedó demostrada en Rancagua y se ejemplifica en dos detalles trascendentes: la reciente creación del Club Deportivo y Cultural Toto Berizzo y la más lejana creación, anecdótica pero significativa, del sandwich Toto Berizzo.
El club que lleva el nombre del nuevo técnico celeste está situado en la población de Algarrobo y lo forman niños y niñas en riesgos de exclusión social. En el acto de inauguración, el alcalde de Rancagua, Eduardo Soto, relató que "ha venido a un sector muy vulnerable de Rancagua y ha aceptado ser padrino de este club. Por algo se ganó el cariño y el respeto de todos los rancagüinos. Lamentablemente, se va, pero deja una huella en la ciudad que es un ejemplo que ojalá muchos puedan seguir".
Ya en mayo de 2012 e incluso antes de ganar el título con el O'Higgins, el Toto vio como el local de comida rápida "El Bajón" le ponía su nombre a un bocadillo, que pesa poco menos de un kilo y puede ser con lomo, churrasco o pollo y como ingredientes lleva palmitos, tomate, queso derretido y lechuga. El dueño de la idea apuntaba que "quisimos dejar un recuerdo para todas las generaciones de la hinchada rancagüina que Eduardo se ganó el cariño de la gente".
No es de extrañar que tal profusión de halagos hayan hecho mella en el argentino. Así, en el acto de inauguración de su club señalaba sobre el vínculo creado con Rancagua que "permanecerá de por vida. Soy un agradecido por cómo me han tratado, recibido y por el respeto que me han demostrado todo este tiempo". Eso sí, en Vigo ya tiene medio camino andado por su paso como jugador y porque, casualidades de la vida, los aficionados del O'Higgins también son 'los celestes'
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