Orellana, el futbolista total


Foto: Ricardo Grobas
Cuando antes de arrancar la temporada habló Luis Enrique sobre Orellana, el futuro del chileno en Vigo parecía estar tocando a su fin. LLegado en el mercado de invierno de la pasada temporada como el hijo pródigo que regresa a casa, su estrella parecía haberse apagado casi definitivamente. Se le buscó cobijo en algún equipo de Segunda División, pero Orellana se aferró a su sueño de triunfar con el Celta en Primera División, como ya lo había hecho en la categoría de plata. 

Su entrada en el equipo fue lenta. Pequeñas apariciones como suplente, combinadas con más de un partido desde la grada, aventuraban una temporada complicada para Orellana, que además veía en el horizonte la posibilidad de perderse el que podía ser su segundo mundial consecutivo. Pero el chileno perseveró, no se rindió ante la adversidad y siguió trabajando duro en los entrenos. Fueron semanas complicadas, con el recordatorio de su aparente dificultad para demostrar su talento en Primera División. 

No en vano, el chileno no había podido destacar ni en el Xerez, ni en el Granada cuando estaba en Primera, ni tampoco en Vigo tras su regreso. Pero todo cambió en el encuentro ante el Almería. Los erráticos resultados del equipo hicieron que Luis Enrique tomase la decisión de cambiar las cartas de su baraja. Apostó por Orellana en un partido vital para la permanencia y el chileno no defraudó. Marcó un gol y empezó a mostrarse, dejando destellos de lo que vendría después. Aquel no fue un partido excelso de Orellana, pero fue un comienzo ilusionante. 

Su buen rendimiento obtuvo su premio, y Orellana comenzó a aparecer de forma habitual en el once inicial del Celta. Desbancó a Nolito, petición expresa de Luis Enrique, y se mostró como una bala mortífera apareciendo desde la izquierda. Junto a Rafinha fue el gran protagonista de la explosión céltica en el mes de enero. 

Pero su mayor desafío vendría a continuación. Luis Enrique decidió dar otra oportunidad a Nolito en banda izquierda, lo que desplazó a Orellana a la derecha. Allí, sin la posibilidad de hacer diagonales mortales hacia  la portería rival, el chileno sufría. No daba lo mejor de sí mismo y no se vislumbraba un escenario en el que pudiese revertir la situación. Y es entonces cuando Orellana ha vuelto a sorprendernos. Ya en las últimas jornadas se vio a un Orellana más incisivo, con mayor libertad para moverse y acudir al centro, pero partiendo desde la banda derecha. Su segunda parte ante el Almería fue la primera pista de lo que nos íbamos a encontrar. 

Y ayer, ante el Valladolid, explotó definitivamente. Se consagró como un futbolista capaz de rendir bien por ambas bandas. Regaló a  la afición céltica un partido casi perfecto en ataque, siendo clave en la victoria céltica con sus dos asistencias de gol para que Nolito primero y Charles después, abriesen la lata. Sin embargo, sus virtudes no se circunscribieron exclusivamente al apartado ofensivo, ya que fue en la faceta defensiva donde más destacó. El chileno fue el jugador del Celta que más balones recuperó en el partido. Siempre atento para echar una mano a su lateral, para acudir al centro y recuperar balones, sin olvidar la portería contraria. 

Orellana se convirtió en el futbolista total y recibió los elogios de Luis Enrique, que se rindió ante la evidencia de su gran partido, destacando, además, su capacidad para recuperar balones, una virtud desconocida en el chileno, que se había mostrado anteriormente como un gran futbolista en ataque, pero no excesivamente disciplinado en la recuperación. El mérito de su mejoría hay que atribuírselo al propio jugador, por su capacidad de luchar contra la adversidad, pero también a Luis Enrique, que ha convertido a Orellana en un futbolista mejor. El Celta lo compró por 1,2 millones, pero a día de hoy su valor se ha incrementado considerablemente. Ya no se habla de su marcha, sino de los años que le quedan en Vigo, para alegría de la parroquia local. 

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