Miedos e incertezas


Foto: LOF
Las últimas semanas del Celta están siendo un constante tira y afloja en el que las emociones varían en función de los resultados que logra el equipo celeste. Tras la derrota en el Camp Nou no eran pocos los que veían complicaciones de cara al final de la liga. La inminente visita del Sevilla, que había logrado seis triunfos de forma consecutiva, el último de ellos ante el Real Madrid, hacía temblar al celtismo pensando en lo que podría suceder en caso de claudicar ante los de Emery. 

Ganó el Celta, en un partido en el que mostró carencias ofensivas pero supo aprovechar el penalty señalado por Martínez Munuera para llevarse el gato al agua. Entonces todo cambió. La euforia provocada por la victoria hizo pensar a gran parte del celtismo que ya estaba hecho, que la permanencia era solo cuestión de tiempo. Incluso Mouriño, en un alarde de escasa prudencia, aseguró que ya piensan "hace tiempo" en la próxima temporada, añadiendo que la continuidad del Celta en Primera era casi un hecho. 

Sin embargo, el destino ha dado una nueva vuelta de tuerca. El Celta cayó claramente en Vallecas, ganó Osasuna, que se pone a tres puntos, y el Málaga acaba de adelantar a los de Luis Enrique tras golear al Granada. De repente vuelven los miedos, las incertezas y los temores. El termómetro del celtismo está loco. Tan pronto aspiramos a Europa como somos carne de Segunda División. Todo ello, en cierto modo, provocado por un equipo que ha mostrado una irregularidad sorprendente en las últimas semanas. 

Pero, ¿hay motivos realmente para tener estos miedos a estas alturas?. Si hablamos de tendencias es evidente que sí. El Celta ha mostrado en los últimos encuentros una alarmante falta de pegada, pero incluso más que eso: Le cuesta incluso generar ocasiones de gol. Esto se ha manifestado especialmente cuando ha tenido superioridad numérica, algo que ha sucedido tres veces en las últimas semanas. Getafe, Málaga y Rayo Vallecano. Y ante todos esos equipos no ha sido capaz de hacer valer esa ventaja en el marcador. Ante el Getafe logró, al menos, igualar el marcador, y pudo darle la vuelta si el habitual palo de Nolito fuese gol, pero ante Málaga y Rayo mostró una tremenda impotencia, siendo incapaz de genera tan siquiera peligro. 

Otro motivo para el temor son esas dos últimas jornadas ante Real Madrid y Valencia, unido a la mejoría de los equipos de abajo. Sin embargo, el Valencia está flojo, apenas tiene cuatro puntos más que el Celta, y ya se le ganó en Balaídos. Y eso es a lo que hay que agarrarse. Cuatro puntos pueden ser suficientes, y quedan 18 por disputarse. Cierto que el Celta debe mejorar muchas cosas de cara a la próxima temporada, pero lo cosechado hasta ahora es el principal dato al que tenemos que agarrarnos. En 32 jornadas se han logrado 36 puntos. Falta simplemente rematarlo. La paciencia y la confianza debe ser el mejor aliado del Celta y del celtismo. El sábado hay otra final ante una Real Sociedad muy alejada de sus objetivos y con poco que perder en la clasificación. Es un buen día para rematar la permanencia y sería muy bueno que los miedos e incertezas, tal vez lógicos, no se contagien al equipo. 

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