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Foto: Ricardo Grobas |
El Celta había encontrado esta temporada un filón en los enfrentamientos con los equipos andaluces. Ha ganado los cuatro partidos que ha disputado en el sur peninsular y hasta el viernes, además, había derrotado al Almería y al Betis en Balaídos, donde solamente había cedido un empate ante el Granada. En siete duelos con los andaluces, los de Luis Enrique contabilizaban 19 puntos, más de la mitad de los que poseen en la tabla clasificatoria. Tan agradecidos estaban los célticos a estos resultados que su técnico llegó a bromear en más de una ocasión con que tendrían que plantearse la opción de jugar todos los partidos más allá de Despeñaperros. El Celta tenía duende cuando le tocaba enfrentarse a los conjuntos sureños. Ese embrujo andaluz le duró hasta el viernes.
Todo se inició en la segunda jornada de Liga, cuando los de Luis Enrique se enfrentaron al Betis en Heliópolis. La fortuna quiso que los célticos se llevasen los tres puntos después de que los béticos desperdiciasen claras ocasiones de gol y dos de sus remates se estrellasen contra los postes de la portería de Yoel.
En la siguiente jornada, el Granada logró un punto en Balaídos. Hasta el décimo partido de Liga no se produjo la segunda visita de los gallegos a Andalucía. El Málaga cayó por goleada (0-5). Quince días después, fue el Sevilla (0-1) el que sucumbió a la eficacia céltica en el sur.
A partir del triunfo en el Sánchez Pizjuán se comenzó a hablar del duende que acompañaba al Celta en los enfrentamientos con los equipos andaluces.
Almería y Betis tampoco pudieron romper en Vigo ese embrujo de los célticos, que conquistaron Los Cármenes en la segunda vuelta. La victoria ante el Granada mantiene intacto el idilio del Celta en Andalucía, a donde tiene que viajar para enfrentarse al Almería. El Málaga ganó el viernes en Balaídos, a donde la semana que viene acude el Sevilla.
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