El día que Vila desquició a Messi


Foto: David Ramos
Un duelo entre el mejor jugador del mundo, y un defensa de Budiño, que nunca se caracterizó por su contundencia, podría parecer a priori bastante desequilibrado, mucho más cuando el astro, es decir, Messi, estrenaba paternidad y se moría de ganas por dedicar un gol a su recién nacido Thiago. Así se presentó el Celta en el Camp Nou, un estadio que no visitaba desde hacía seis años y a donde llegaba con la aspiración de dar la sorpresa. 

Jonathan Vila aparecía en el once inicial, ocupando el centro de la zaga junto a Túñez. Muchos se temieron lo peor al inicio del partido, pero el paso de los minutos y un Celta bien cerradito atrás y guardando la espalda y el pecho a sus centrales, logró minimizar los daños. Messi lo intentó con ahínco durante buena parte del partido, pero enfrente tenía un viejo rival: Javi Varas. Lo que la defensa no cubría, lo detenía el meta sevillano que se había encumbrando ante el fútbol español con un partidazo en el Camp Nou, con parada en un penalty lanzado por Messi incluida. 

Ganó el Barcelona, que es lo que suele ocurrir en estos casos, pero solo le marcó dos goles legales al Celta, más otro en fuera de juego de Jordi Alba. El Celta aguantó el tipo, logró igualar la contienda cuando se adelantaron en el marcador los locales, y se mantuvo vivo hasta que Fernández Borbalán se hizo el sueco en la acción del tercer gol culé. Mientras tanto, Messi buscaba su gol, ese que había estudiado y soñado la noche anterior. El argentino portaba una sorpresa debajo de las medias, lista para dedicar el gol a su hijo. 

Pero Vila no estaba por la labor. El de Porriño estuvo fino aquella tarde y paró al argentino en casi todas las acciones. Tanto fue así que Messi acabó desquiciado y terminó golpeando y agrediendo A Vila por la espalda tras el enésimo balón perdido. Vila no se amedrantó, a pesar de los aires de matón de barrio que mostró Messi, que se dejó los valors y la humildat en el vestuario, o debajo de la media. Esperando por ese gol que nunca llegó. 

El logro de la zaga céltica tiene su mérito, ya que Messi iniciaría tras ese partido una racha de récord, que le llevó a anotar de forma consecutiva ante todos los equipos de la Liga, finalizando su hazaña ante el Celta en Balaídos, justo una vuelta después. Pero aquel día, aquella noche, Vila lo desquició.

EL PUÑETAZO DE MESSI A VILA

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