Celta - Athletic: Al ataque se defiende mejor


Foto: LFP
Excelente partido del Celta sin premio gordo. Los vigueses dominaron a uno de los equipos más en forma y lo hicieron con una medular novedosa solo probada en la Copa. Luis Enrique decidió prescindir de un pivote defensivo y el equipo lo notó para bien, ahogando al Athletic, que nunca estuvo cómodo.

Si de algo no se le puede acusar a Luis Enrique es de inmovilismo. Adivinar las ideas que pasan por la cabeza del técnico del Celta a la hora de plantear los partidos se ha convertido en una quimera desde su aterizaje en Vigo. Pocos podían apostar por que el Celta plantearía el encuentro al Athletic con la misma idea que puso en práctica en la Copa del Rey, cuando los vigueses naufragaron en San Mamés.

Prefirió quedarse Luis Enrique con el partido de ida, en el que los célticos ganaron por la mínima y volvió a situar a Michael Krohn-Dehli en el vértice del trivote, escoltado por Rafinha y Álex López, que recuperaba su sitio tras su ausencia en Granada. Los damnificados eran Borja Oubiña, en línea descendente las últimas semanas, y Augusto Fernández.

Quería sorprender con esta decisión Luis Enrique a Ernesto Valverde y la jugada le pilló a pie cambiado al Athletic, que sufrió el encuentro más completo del Celta en lo que va de Liga, sobrio en defensa y activo en ataque, con ganas de ser protagonista. En el origen de todo, estaba el buen acoplamiento de Krohn-Dehli, Álex y Rafinha, que pasaron por encima de uno de los tríos de centrocampistas de moda -Ander Iturraspe, Mikel Rico y Ander Herrera-, haciendo funcionar al conjunto vigués a las mil maravillas.

Con el equipo vigués presionando arriba la salida de balón de la defensa del Athletic, la intensidad de Krohn-Dehli en la anticipación impedía que los atacantes vascos llegasen con claridad a la portería de Yoel, que no tuvo que realizar ninguna parada durante los noventa minutos y que solo sufrió en algún centro al área y un disparo de Muniain.

Distribuía con criterio Krohn-Dehli con algún pequeño cortocircuito rápidamente solventado por él mismo y encontraba en Rafinha a su mejor socio, motivado más por la presencia de Mazinho en la tribuna. El jugador cedido por el Barcelona volvió dejar detalles de auténtica estrella y en sus botas estuvieron las ocasiones más claras de un Celta que dejó escapar vivo al Athletic en la primera mitad y que, pese a algún que otro aprieto, terminó el encuentro en el área de Gorka Iraizoz.

La metáfora perfecta de lo que fue el encuentro, un equipo empujado hacia arriba por la gran actuación de su centro del campo, amo y señor del partido, desquiciando a sus rivales en la medular, que terminaron todos amonestados, prueba de la incomodidad que tuvieron que soportar.

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