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Foto: Jorge Santomé |
Las declaraciones de Luis Enrique obligaron a Samuel a replantearse la situación en el Celta. Hasta entonces, en el club defendían que el alicantino sería el refuerzo que necesitaba la retaguardia para afrontar la segunda vuelta del campeonato. Descartaban, por tanto, tener que buscar un defensa en el mercado de invierno.
Al abrirse el plazo de fichajes y coincidiendo con la marcha de Jonathan Vila al Beitar Jerusalén, además del alta médica del alicantino, Luis Enrique proclamó sobre Samuel: "No podemos pensar que sea una solución". "Viene de roturas de cruzado en cada pierna y sería muy arriesgado pensar que nos va a ayudar ya. Necesita unos meses de adaptación. Lo vemos entrenando, tiene una ilusión especial por ayudarnos, pero creo que sería muy exigente adelantar los pasos y los procedimientos", dijo el entrenador asturiano en la víspera del partido contra el Valencia.
Para cubrir la baja de Vila, a los entrenamientos se incorporó la semana pasada David Goldar, capitán el curso pasado del juvenil de División de Honor.
Ahora, Samuel prepara su salida hacia el equipo vitoriano, de Segunda División, donde se reencontrará con el técnico lucense Juan Carlos Mandiá, con el que coincidió en el Hércules.
El zaguero, cuyo contrato con el Celta expira en 2016, se encuentra en una excelente forma física. Le falta ritmo de competición, lo que en estos momentos no puede darle Luis Enrique en el Celta. Mandiá, en cambio, puede ofrecerle minutos en el Alavés, donde ya tiene pie y medio el zaguero alicantino.
Su salida obliga al Celta a acudir al mercado de fichajes en busca de un central. La secretaría técnica sigue a Mauricio Santos, del Sporting de Lisboa.
Faro de Vigo
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