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Foto: LFP |
Mucho insistió el Celta el pasado verano en hacerse con la cesión de Rafinha por parte del Barcelona. El futbolista, que era pretendido por muchos clubes españoles y foráneos, insistía también en recalar en Vigo. Quería cumplir el sueño de niño de vestir la elástica celeste que defendió su padre, el gran Mazinho.
Rafinha llegó para ser referente, desequilibrante, faro del equipo. Sin embargo sus primeros meses estuvieron marcados por la irregularidad, algo que no pocos advierten que tiene que ver con el que sea ubicado en banda por Luis Enrique. De hecho, el técnico optó por sentarlo algún minuto en el banquillo.
Pero el arranque de 2014 y el cierre de la primera vuelta ha coincidido con su mejor versión. Firmó un encuentro sobresaliente en el Santiago Bernabéu y el pasado sábado ante el Valencia fue muy importante en el triunfo vigués.
Esencial en el equipo
Rafinha suma tres goles hasta la fecha. Su debut realizador tuvo lugar ante el Granada y posteriormente hizo dos tantos en Anoeta. Su participación en el juego del equipo resulta decisiva. Es el cuarto jugador de la Liga que más faltas recibe, hasta un total de 52. Ha participado en 18 partidos, perdiéndose sólo uno, sumando 1.354 minutos.
Los números de Rafinha se completan con 18 remates, el mismo número de faltas cometidas. Ha recuperado 83 balones. Ha participado en 677 jugadas, finalizando 237 de ellas. Por lo demás, ha dado 606 pases buenos y ha errado en 142. La participación en el juego céltico del pequeño de los hermanos Alcántara está resultando esencial.
Javier Lago entrenó durante año y medio a Rafinha en los infantiles de Ureca, su equipo de niñez cuando residía en Vigo. Lo cogió tras una primera etapa con Álvaro Mourelle. Y no se sorprende de su crecimiento: "Cuando lo veías de pequeño, al igual que a Thiago que también estuvo con nosotros, ya se percibían unas condiciones muy por encima de la media. Era mediapunta y toda la responsabilidad en el juego de ataque recaía en él. Buscaba siempre la portería. Se fue de Vigo con 13 años y el Barcelona sabía lo que fichaba, no viene a por un jugador por el hecho de que sea hijo de Mazinho".
Portero en sus inicios
Sin embargo, los inicios de Rafinha en Ureca fueron como portero y según Javier Lago, de los buenos. "Iba a la selección de Vigo. Era muy bueno y tenía unas condiciones excelentes pero jugaba tan bien que acabó en posiciones más adelantadas", recuerda. Compara a Rafinha con su hermano Thiago, al que conoce igualmente desde niño. "Son distintos. Thiago es más de toque, buscar paredes, más técnica. Rafinha es más vertical, más fuerza", señala.
Mazinho no se pierde cada uno de los partidos que Rafinha juega en Balaídos, gradas a las que también asisten su madre y hermana. Rafinha ha recuperado en Vigo a sus amigos de la niñez con los que sigue manteniendo relación y ha sumado otros como su compañero de equipo Charles, su socio sobre el terreno de juego y también fuera.
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