Cuando el Celta visitó Los Cármenes en marzo de 2011 visitaba Granada 26 años después de la útima vez en la que se había enfrentado al Granada. Muchas cosas habían pasado desde entonces, y muy poco o nada tenía que ver la historia del Celta en el último cuarto de siglo con lo vivido por el conjunto nazarí. Tres meses después volvía el conjunto céltico a la ciudad de la Alhambra y muchas cosas cambiaron entonces. De hecho, los 300 aficionados que acompañaron al equipo en aquella promoción de ascenso dificilmente olvidarán aquel viaje.
Llegaba el Celta con una renta de un gol de ventaja y un partido polémico por el roce entre Aspas y Roberto en el partido de ida. Pero todo se calentó más desde Granada, concretamente desde el propio club, con un mensaje desde la web oficial que incitaba a la violencia, y apoyado en unos medios de comunicación locales más agresivos de lo habitual. La hostilidad fue terrible desde la llegada de los aficionados celestes a Granada, recibidos con carteles de "Se busca" con la cara de Iago Aspas. La prensa viguesa tampoco fue tratada como corresponde, y son muchos los que recuerdan aquello como su peor viaje profesional.
El Celta perdió la eliminatoria con el ya famoso penalty de Michu, que envió al limbo las opciones de sentenciar la eliminatoria, y en el siguiente lanzamiento sería Catalá quien fallaría, suponiendo la eliminación del Celta, que aplazaría el ascenso a la siguiente temporada. El bus apedreado o la sensación de miedo sería el recuerdo que se traerían para Vigo los protagonistas de aquel encuentro para olvidar.
Ya en Primera División, el Celta regresó a Granada, con el ánimo mucho más calmado. La tensión de un partido de Liga más evitó aquel recibimiento propio de un ambiente pre bélico, pero Iago Aspas no se libraría de los abucheos de la afición. El moañés logró marcar un tanto, bellísimo por cierto, aunque de nada serviría, porque para cuando llegó su genialidad el Celta ya perdía 2-0. Y es que los de Paco Herrera salieron con una empanada importante y encajaron dos tantos en los primeros minutos de partidos. A partir del gol de Aspas mereció mucho más el Celta, pero todos los intentos se toparon con Toño, un portero que vivió uno de los mejores partidos de su carrera aquel domingo de octubre por la mañana.
El Celta tuvo ocasiones para realizar un resumen de quince minutos, pero unas veces la falta de acierto y otras, la gran mayoría, la actuación de Toño, evitó una victoria que tal vez mereció. El caso es que no pudo ser. Este viernes toca una nueva visita a Los Cármenes, un estadio que en poco tiempo se ha convertido en una cita importante en el calendario celeste. Ya no está Aspas, y Orellana viste de celeste. Es el momento de saldar una deuda. Y parece un momento inmejorable.
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