El Celta se queda sin vacaciones tranquilas


Foto: Ricardo Grobas
El Celta cierra el año 2013 aumentando su casillero pero sin buenas sensaciones tras sufrir para arañar un punto ante un Osasuna que tuvo en sus botas dejar noqueado al conjunto vigués en la primera media hora de encuentro. Los vigueses, que no empataban desde la quinta jornada ante el Villarreal, tuvieron serios problemas para tejer el juego ante el entramado defensivo del conjunto navarro, que demostró más oficio ante un equipo que sigue pagando sus desajustes defensivos y la candidez en este apartado. Con 16 puntos en 17 partidos, los célticos pasarán las vacaciones navideñas fuera de descenso, que marca el Valladolid con un punto menos que el Celta, que despide el año con un cierto sabor agridulce.

Un equipo desbordado

La nueva vuelta de tuerca de Luis Enrique en la alineación, prescindiendo del intocable Álex López y recuperando a David Costas en el centro de la defensa no dio el resultado esperado por el asturiano. En la primera media hora, el Celta fue un pelele en manos de Osasuna que no sentenció el partido por azares del destino, ya que a mayores del gol de Armenteros, que solo necesitó una pared para encarar y batir a Yoel, dispuso de hasta cuatro ocasiones clarísimas. La provindencial actuación de Fontás primero, jugándose el penalti y expulsión, y los errores de los "rojillos" Riera y Roberto Torres posteriormente, concedieron aire a un Celta que estaba especialmente nervioso y atenazado.

Krohn-Dehli coge el timón

La mala colocación y los nervios jugaban una mala pasada al Celta, incapaz de encontrar vías para hacer daño a un Osasuna que sobrevivía con una buena colocación para lanzar después contraataques con mucho sentido. En ese momento emergió la figura de un motivado Krohn-Dehli, que en su posición natural se convirtió en el líder del Celta escoltado por un entonado Fabián Orellana. El danés asumió la responsabilidad en la distribución e incluso se atrevió a llegar con peligro a las inmediaciones del área de Andrés, que tuvo que intervenir en un disparo lejano y en una salida al límite.

Equilibrio

La mejora del Celta en sus prestaciones ofensivas cambiaron el signo del encuentro y Osasuna empezó a incordiar menos a Yoel. Como sucedió ante el Almería, la estrategia volvió a jugar un papel fundamental en la reacción olívica, que se encontraba con el empate en un córner sacado en corto por Orellana hacia Rafinha. En su envió al área encontró la cabeza de Augusto, que ayudado por Lolo, introdujo el balón dentro de la portería cuando la intención del argentino era encontrar a Borja Oubiña en el segundo palo. El encuentro se equilibraba y el Celta recuperaba la tranquilidad y el control del esférico ante un rival más preocupado ya por defender.

Miedo a perder

Aunque todavía no ha concluido la primera vuelta, el miedo a perder ya se empieza a notar entre los equipos de la zona baja. Eso se notó en los pocos argumentos ofensivos que demostraron Celta y Osasuna en la reanudación. Únicamente los errores defensivos concedían alguna opción. Cejudo primero por los navarros y Krohn-Dehli después por los célticos lo intentaron con poca fe.

Andrés se entona

Luis Enrique no quería conformarse con el empate y movió el banquillo para dar entrada a Nolito y Álex López en primer término y en los últimos minutos a Mario Bermejo, jugando prácticamente con dos delanteros. Este movimiento se tradujo en un tímido disparo desde la frontal del gaditano desviado por Andrés y en un gran cabezazo de Mina a centro de Álex que desvió con una gran estirada el cancerbero de Osasuna.

Oficio navarro

El Celta se encontró en el último tramo de encuentro con la experiencia de los navarros, que supieron llevar el encuentro a su terreno para impedir acercamientos del conjunto vigués. Así, los visitantes tuvieron en las botas de Puñal la victoria con un libre directo bien despejado por Yoel. Por su parte, a los olívicos les faltó fuelle para intentar un último ataque en condiciones. Esta vez no hubo "bermejinha".

Pablo Galán / Faro de Vigo

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