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Foto: Xoan Carlos Gil |
Hoy no estoy contento con nada'. Así de claro se mostró Luis Enrique tras el partido del domingo ante Osasuna, el último del año para un Celta que se fue de vacaciones con más motivos de preocupación que de celebración. El conjunto celeste cerró 2013 con una semana cargada de partidos y repleta de malas sensaciones que empezó con una clara derrota en casa del Valladolid (3-0), continuó encajando una nueva goleada ante el Athletic (4-0), esta vez en Copa, y finiquitó con un afortunado a la par que insuficiente empate contra otro rival directo por la permanencia, Osasuna (1-1), que perdonó la vida a los vigueses en el primer tiempo del choque disputado en la noche del domingo.
El balance en los siete últimos días de competición de 2013 es desolador: un empate y dos derrotas, un solo gol a favor y ocho en contra. Suficiente para despertar una inquietud cada vez más latente entre la afición celeste, que había recobrado la ilusión tras las dos victorias consecutivas logradas ante el Almería (3-1), en el que fue el primer triunfo como local de la temporada, y el Athletic (1-0), en la ida de la ronda de dieciseisavos de final de la Copa del Rey que diez días más tarde los vascos decidieron a su favor en San Mamés.
El Celta cierra el año fuera de los puestos de descenso pero con un solo punto de margen con respecto al propio Osasuna, que marca la frontera de la zona que lleva a Segunda División, y tres sobre el Rayo Vallecano, penúltimo en la tabla. Borja Oubiña, capitán celeste, reconoce que no es suficiente. 'Nos gustaría tener más puntos para jugar con más tranquilidad y, sobre todo en casa, sacar los partidos con más facilidad, pero la realidad es la que es. Ésta es una Liga muy competitiva y no queda otra que seguir trabajando porque el que tenga la cabeza más alta se salvará', declaró el vigués a Efe.
La ventaja del Celta, casi nula, se acerca a la nada si uno le echa un vistazo a los dos exigentes partidos con los que los vigueses cerrarán la primera vuelta: el Día de Reyes ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu y el sábado 11 de enero en Balaídos contra un Valencia que llegará a Vigo necesitado y con nuevo entrenador, tras la destitución de Djukic y la llegada, prevista para los próximos días, de Juan Antonio Pizzi, que acaba de proclamarse campeón de la liga argentina con San Lorenzo.
Entre los debes más evidentes del Celta se encuentra su debilidad defensiva. El equipo vigués encajó quince goles en sus siete últimos partidos y los continuos cambios introducidos por Luis Enrique en la retaguardia no acaban de dar el resultado esperado. El técnico asturiano ha probado diferentes parejas en el eje de la zaga –donde han actuado en un momento u otro Cabral, David Costas, Fontás, Aurtenetxe, Jonathan Vila e incluso Jonny– y en el lateral izquierdo, donde han tenido minutos Jonny, Aurtenetxe y, sobre todo, Toni.
De un modo u otro, el Celta no ha acabado de alcanzar la fortaleza defensiva que precisa un equipo que tampoco se caracteriza por su pegada. No en vano, los vigueses llegaron a encadenar cinco partidos consecutivos sin marcar ni un solo gol en Balaídos y en esta última semana volvieron a dar muestras de sus problemas para ver puerta. El balance realizador habla por sí solo: un tanto en 270 minutos y, curiosamente, marcado por el jugador de Osasuna Lolo en su propia portería.
En este sentido, Borja Oubiña admite que hay 'mucho que mejorar' en todos los apartados del juego. Pero ahora, dice, 'toca descansar para volver lo mejor posible el próximo lunes y con la exigencia de hacer un buen trabajo en todos los entrenamientos.'
Poco a poco, los resultados del equipo han ido cercenando la ilusión casi desorbitada que generó el pasado verano la llegada de Luis Enrique al banquillo vigués. Las voces críticas se hacen cada vez más evidentes en Balaídos, donde además de gritos de apoyo empiezan a escucharse también críticas hacia algunos jugadores y, sobre todo, hacia el entrenador.
Sea como fuere, la confianza del club en el preparador asturiano permanece intacta, según aseguró el presidente y máximo accionista del Celta, Carlos Mouriño, en una comparecencia reciente. Los dirigentes vigueses creen en Luis Enrique, en su ideario futbolístico y en su decidida apuesta por la cantera, el eje sobre el que gira el proyecto del máximo mandatario celeste. Pero los resultados mandan en el planeta fútbol y el futuro del preparador gijonés, como el de todo entrenador, no puede desligarse de ellos.
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