Fe y trabajo frente a Balaídos


Foto: Marta Grande
Balaídos fue el remanso de paz en el que la temporada pasada el Celta cimentó la salvación. Esta campaña, sin embargo, el estadio vigués se le atraganta hasta el punto de no haber conseguido un triunfo en casa y encadenar más de 500 minutos sin marcar. Dos factores que cada vez pesan más a un equipo al que el aspecto mental puede estar pasándole factura ante su afición. Dos expertos analizan para La Voz el peso del plano psicológico y dan las claves que se utilizan en deporte para escapar de situaciones como esta.

El campo: Un factor situacional

«La única diferencia entre jugar fuera y en casa es situacional, aunque puede conllevar algo de presión ambiental que podría disparar una situación de estrés más alta porque hay una demanda un poco mayor», analiza Tino Arce, catedrático de Psicología y entrenador nacional de fútbol. Bajo su punto de vista, «los resultados dependen de muchos factores, y uno de ellos es el psicológico, por eso una demanda exigida por el entorno, los propios jugadores o la afición puede elevar el nivel de ansiedad, aunque siempre es una hipótesis, puesto que los resultados dependen de muchos factores, y más relevante».

El historial: Las rachas pesan

El Celta no ha sido capaz de ganar todavía en Balaídos, y a esa realidad se le añade la falta de celebración de un gol en casa desde agosto. Dos situaciones que pesan. «Cuando el historial de resultados en casa es negativo, lógicamente afecta directamente a la línea de flotación de la confianza», destaca el psicólogo deportivo Juancho Armental. Ese historial de resultados, condiciona la confianza de los jugadores, pero ahí entra en juego la propia autopercepción de los futbolistas y el trabajo. «Si tienes claro que tienes capacidad y talento y que estás haciendo el trabajo que debes para obtener los resultados, la autoconfianza no se desploma», explica.

La meta: Apartar los resultados

Que los jugadores confíen en el trabajo que están desarrollando es básico, bajo el punto de vista de Armental. Lo mismo que intentar apartar de la meta la necesidad de resultados. «A menudo hay que hacer una reflexión: ¿Tengo talento? Pues a lo mejor es una cuestión de tiempo. Si te basas solo en los resultados estás acabado, porque no solo depende de ti». Esta idea es compartida por Arce, que destaca que «la mejor manera de afrontar estas situaciones probablemente sea no insistiendo tanto en el resultado, en la idea de ganar». Y es que como recuerda el propio Arce, «la idea de ganar es un factor sobre el que el deportista no tiene control; el deportista puede controlar su esfuerzo, su actitud o su concentración, pero no el hecho de ganar».

Lo controlable: Las potencialidades

A la hora de revertir el vértigo derivado de situaciones como la que atraviesa el Celta no existen fórmulas mágicas, pero sí ciertas claves a las que poder agarrarse. «Probablemente una de las ideas que se pueden trabajar con los jugadores es concentrarse en sus potencialidades y capacidades, aunque eso siempre es un tema interno», abunda Tino Arce, para quién resulta básico intentar redirigir lo controlable, así como moverse en un entorno que arrope. «También es importante que los medios y la afición aflojen un poquito el nivel de exigencia», comenta.

El entorno: Toca cerrar filas

¿Hasta qué punto puede generarse en el Celta el miedo escénico a Balaídos? Bajo el criterio de Juancho Armental, esa respuesta se escribe en función del contexto social. «Si la gente está nerviosa, ellos lo van a detectar», apunta, y eso no será beneficioso para los jugadores. De ahí que Tino Arce subraye que «la afición tiene un papel muy importante». Arropar a los jugadores, «darles confianza en los momentos adversos» resulta fundamental para evitar que la ansiedad por ganar en casa vaya a más.

La experiencia: Un Celta fortalecido

Armental tiene muy claro que la plantilla del Celta sabe dónde está y cuál es su objetivo. Y también que lo vivido el curso pasado le ayudará. «La temporada pasada debe fortalecer al núcleo del equipo, porque saben que haciendo las cosas juntos pueden salvar al equipo», subraya el psicólogo.

Lorena García Calvo / La Voz de Galicia

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