El gol está en la segunda línea


Anoeta confirmó la tendencia. El Celta es un equipo en donde el gol depende cada día más de la segunda línea. El doblete de Rafinha y el tanto de Álex López ante la Real Sociedad elevan a nueva dianas la realización del centro del campo, un tanto más de los conseguidos por los delanteros, que siguen con la pólvora mojada. Desde la goleada de La Rosaleda, el 26 de octubre, ningún atacante marca.

Uno de los preceptos del fútbol total que pregona Luis Enrique es que todo el equipo aporte goles y que la segunda línea aproveche su capacidad de sorpresa. En ese sentido el centro del campo está cumpliendo con nueve dianas desde que comenzó el campeonato, en gran medida por las cinco de Álex López, que ya es el máximo artillero del cuadro vigués. También ayuda el paso adelante del hijo de Mazinho en el último partido. Rafinha suma ya tres goles pese a no ser un titular habitual hasta la fecha. La producción de la medular se completa con el tanto de Augusto en Málaga.

El ataque por el momento no consigue igualar la cifra. Charles sigue estancado en sus cuatro goles, Nolito suma tres y Santi Mina completa la cuenta con su acierto del nuevo San Mamés. Ocho en total.

Por contra, nadie de la zaga ha conseguido perforar la portería rival, en gran medida porque los vigueses siguen sin rentabilizar los lances de estrategia, una suerte de la que no se aprovecha el equipo desde hace temporada y media.

De los conjuntos del furgón de cola el Celta no se caracteriza por rentabilizar sus goles. Cuatro compañeros de viaje, con menos goles a favor han sumado más puntos. El Osasuna, un especialista en supervivencia, tiene 13 con solo 11 dianas a favor, los mismos que el Elche y el Málaga, que han marcado trece. El Málaga ha necesitado 15 para repetir la misma puntuación.

Además, la práctica totalidad de los goles del equipo celeste han sido conseguidos a domicilio: 14 de los 17 que acumula hasta el momento, porque en Balaídos solo ha sumado tres, y para eso en el ya lejano mes de agosto.

El sábado, en la final ante el Almería el cuadro de Luis Enrique está obligado a corregir todas las rémoras. Al menos, la de marcar en casa y rentabilizar los goles. Tampoco estaría de más que algún delantero estuviese entre los goleadores para que recuperen la confianza. De la segunda línea parece complicado vivir a lo largo de toda la temporada.

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