De la guerra al paseo militar


Foto: Marta G. Brea
El miércoles Carlos Mouriño dirigirá su octava junta general de accionistas ordinaria como presidente del Celta. Un trámite en el calendario que no ha levantado ningún revuelo. Una cita recogida como obligado cumplimiento en el calendario de la SAD pero en donde parece descartada de antemano cualquier sorpresa. La situación actual contrasta con los primeros años de la era Mouriño Atanes al frente del Celta, cuando la confrontación, la divergencia y las críticas a su gestión eran moneda de curso común tanto en el hemiciclo como en la antesala del cónclave anual celeste.

Carlos Mouriño comenzó en el Celta con una asamblea de trámite, la del 2006, con unas cuentas heredadas de su época de consejero con Horacio Gómez y con la presentación de un déficit de 51 millones de euros como principal titular en su ceremonia de presentación ante los accionistas.

Chispas en el 2007

La chispas comenzaron a saltar al año siguiente, cuando el presidente había desvelado que había comprado una manzana podrida (pagó por las acciones cuatro millones de euros en su día). Fue la única vez que Horacio Gómez acudió a una junta general, aunque en medio de un ambiente de crispación cedió el testigo a Sabino López, el que fuera gerente bajo su mandato. Las descalificaciones personales fueron el caldo de cultivo de la sesión entre ambos bandos.

La herencia del pasado, aunque ya sin protagonistas en el auditorio, acaparó el interés de los años siguientes. En el 2008, con el proceso concursal en cartelera y con un recado de Mouriño, acusado entonces de plantear presupuestos poco ambiciosos. «Están equivocados si piensan como los que debían 70 millones estando en la Champions», espetó.

El clima bélico alcanzó su cota máxima en el 2009 con la reducción del capital como motivo de discusión y con el recién aparecido grupo sindicado de acreedores, que poseía el 20 % de los títulos, como protagonista. Fue el día en que una decisión de la junta de accionistas acabó su recorrido en un juzgado al considerar los denunciantes que podían existir indicios de estafa hacia los acreedores al aprobarse una reducción de capital del 83 % (de 22,6 a 3,9). Dos años después, el mismo grupo volvió a escena para reclamar la entrada de un miembro en el consejo en aras del 15 % que tras la reducción mantenían en el accionariado del club.

Fue el último estertor de los días de guerra. Era noviembre del año 2011, el arranque de una temporada que devolvería al equipo a Primera División.

El ascenso, unido al éxito de la concursal y al saneamiento económico han provocado un cambio radical en la percepción mayoritaria que el celtismo tiene de Carlos Mouriño. La junta general del año 2012 fue una balsa de aceite, sin un solo reproche, sin ninguna oposición a la vista y con un 99 % de votos a favor en todas las cuestiones planteadas por parte del consejo de administración, incluida una desviación negativa de cuatro millones en la cuenta de resultados derivados de la prima del ascenso. «Es un reconocimiento a que las cosas se están haciendo bien», comentó como valoración el presidente tras una reunión larga en el tiempo (más de dos horas y media) pero plana en incidencias.

Panorama

El miércoles (aunque la primera convocatoria está prevista para el martes) Carlos Mouriño volverá a encontrarse con el mismo auditorio y en un escenario muy parecido. Con el equipo de Primera División (aunque en una situación delicada), con el déficit en 13,9 millones de euros (al margen de su préstamo personal de 8,1 millones) y con los pagos del proceso concursal al día. En una situación casi ideal.

Se presentará además con un superávit de 10 millones de la pasada temporada, con un presupuesto a la baja, por importe de 30,5 millones de euros con un superávit previsto de 2,4 pese a la reducción de ingresos por televisión. El único talón de Aquiles puede ser la situación deportiva. Ahí puede estar el foco de debate. Una cuestión menor después de tan cruentas batallas.

0 comments:

Publicar un comentario