Charles pierde su estrella

Foto: Xoan Carlos Gil 

Cuando arrancó la temporada existían ciertas dudas sobre el rendimiento de Charles. Durante la pretemporada, Luis Enrique no parecía tener muy claro cual era su demarcación ideal. En los escasos partidos amistosos que disputó el Celta lo probó en banda, y el brasileño llegó a jugar casi de todo salvo de delantero centro, que parecía lo más lógico. No marcó ningún gol, dentro de una sequía que afectó a todo el equipo, capaz de anotar tan solo un tanto en todo el verano. 

Pero empezó la Liga, Luis Enrique lo puso de nueve ante el Espanyol, y Charles respondió con un gol y un juego sensacional de espaldas. Siete días después ratificó su juego con otro tanto en Sevilla que, además, suponía la victoria del Celta en el siempre difícil estadio del Benito Villamarín, y en la inauguración de San Mamés tendría el honor de anotar el primer tanto de la historia en un campo que ya huele a historia con apenas un puñado de partidos a sus espaldas. 

Charles fue la sorpresa en el arranque de la temporada. Un futbolista que no había debutado en Primera, fichado por apenas un millón de euros, y que daba resultado desde el primer momento. Sin embargo, con el paso de las jornadas, el brasileño ha ido perdiendo su estrella. Es cierto que sigue ofreciendo un interesantísimo juego de espaldas. Es inteligente, conoce el juego y se sabe mover entre líneas, pero le falta acertar las ocasiones que tiene. 

Y no, no son muchas, pero tal vez se le exige que de un poquito más. El equipo está creando muy poco fútbol. Es obvio que la responsabilidad y la culpabilidad no es del delantero centro, pero en estos partidos ha gozado de alguna ocasión y se ha mostrado fallón en exceso. Ha perdido esa chispa que tienen los delanteros que están enrachados. Desde San Mamés apenas ha marcado un gol, el logrado en La Rosaleda cuando ya el partido estaba más que resuelto. Ni un solo tanto ganador, ni uno que diese la victoria al Celta. Sigue trabajando duro, abriendo espacios para sus compañeros, un trabajo sordo, que seguramente nunca se valore lo suficiente, pero lo que tiene hacer un delantero, fundamentalmente, es marcar goles.