Manotazo sobre la mesa


Foto: EFE
Llegaba el Celta a Málaga inmerso en un mar de dudas. 90 minutos y una exhibición después, los de Luis Enrique emprendieron el retorno a Vigo con los niveles de confianza y autoestima notablemente recuperados. Hacía falta un partido así, un encuentro sobresaliente en el que todo saliese a pedir de boca. El Málaga, rival en depresión, colaboró con la causa, pero el mérito principal debe atribuírsele a un Celta que logró aunar el fútbol brillante mostrado en otras ocasiones con la efectividad de cara gol. Triunfo importante para difuminar el pasado, calmar el presente y clarear el futuro. Inyección de crédito para Luis Enrique.
   
El asturiano sorprendió en la sobremesa con una alineación de la que se cayeron sus dos principales apuestas, Toni y David Costas. Aurtenetxe y Cabral aprovecharon la oportunidad y firmaron un partido notable que obliga a mantenerlos en el once el próximo martes ante el Barcelona. De sobresaliente fue la actuación de Fontás. El catalán, sentenciado por muchos antes de tiempo por el único pecado de sustituir a un baluarte de temporadas pasadas, ha encontrado su mejor versión en las últimas semanas. Si ya estuvo bien en el Calderón y ante el Levante, su encuentro ante el Málaga resultó sencillamente sublime. Bien al corte, contundente en la marca y ofreciendo esa salida de balón que se le presuponía pero que no terminaba de salir a relucir.
   
Si bien, el factor diferencial estuvo unos metros más arriba. El centro del campo vigués, con las bajas de Rafinha y Krohn-Dehli y la reconversión de Augusto Fernández, habitualmente incómodo en labores de creación, dominó de cabo a rabo el partido. Oubiña, de nuevo en el pivote y no como tercer central, dio una lección de cómo debe jugar un mediocentro de contención. Bisagra celeste, en él morían las embestidas malagueñas y en él nacía el fútbol olívico. De los pies del capitán, el balón llegaba al jugador termómetro. Álex López, en versión jugón, volvió a demostrar que cuando él está bien, el equipo está bien. Obviando quizás el choque ante el Levante del lunes pasado, Espanyol, Granada y Málaga han sido las mejores actuaciones de los de Luis Enrique. Casualidad o no, coinciden con los mejores partidos del futbolista ferrolano. El Celta necesita su versión de ayer: dinámico y llegador.
   
Al que tampoco puede perder es al Nolito de los últimos días. Tras el tirón de orejas del técnico, el futbolista gaditano ha regalado tres partidos que justifican la inversión hecha por él. Tiene que jugar siempre. Cuando se encuentra a gusto, como ayer, es un quebradero de cabeza para el rival. Cuando no está cómodo, siempre puede ganar puntos en una acción aislada. Es el futbolista más desequilibrante del equipo y de su inspiración dependerá el devenir de muchos compromisos que lleguen en el futuro.

Un futuro cuya parada más inmediata es la visita de un gigante a Balaídos. El martes, casi sin tiempo para disfrutar del regusto dulce de la victoria, llega el Barcelona para devolver al Celta a la realidad o mantenerlo en la nube. El partido, resultado al margen, debe servir para continuar el sendero trazado en los últimos choques. No obstante, hay que pelearlo. Si pudo Osasuna…

0 comments:

Publicar un comentario