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Foto: EFE |
El asturiano
sorprendió en la sobremesa con una alineación de la que se cayeron sus dos
principales apuestas, Toni y David Costas. Aurtenetxe y Cabral aprovecharon la
oportunidad y firmaron un partido notable que obliga a mantenerlos en el once
el próximo martes ante el Barcelona. De sobresaliente fue la actuación de
Fontás. El catalán, sentenciado por muchos antes de tiempo por el único pecado
de sustituir a un baluarte de temporadas pasadas, ha encontrado su mejor
versión en las últimas semanas. Si ya estuvo bien en el Calderón y ante el
Levante, su encuentro ante el Málaga resultó sencillamente sublime. Bien al
corte, contundente en la marca y ofreciendo esa salida de balón que se le
presuponía pero que no terminaba de salir a relucir.
Si bien, el factor
diferencial estuvo unos metros más arriba. El centro del campo vigués, con las
bajas de Rafinha y Krohn-Dehli y la reconversión de Augusto Fernández,
habitualmente incómodo en labores de creación, dominó de cabo a rabo el
partido. Oubiña, de nuevo en el pivote y no como tercer central, dio una
lección de cómo debe jugar un mediocentro de contención. Bisagra celeste, en él
morían las embestidas malagueñas y en él nacía el fútbol olívico. De los pies
del capitán, el balón llegaba al jugador termómetro. Álex López, en versión
jugón, volvió a demostrar que cuando él está bien, el equipo está bien.
Obviando quizás el choque ante el Levante del lunes pasado, Espanyol, Granada y
Málaga han sido las mejores actuaciones de los de Luis Enrique. Casualidad o
no, coinciden con los mejores partidos del futbolista ferrolano. El Celta
necesita su versión de ayer: dinámico y llegador.
Al que tampoco
puede perder es al Nolito de los últimos días. Tras el tirón de orejas del
técnico, el futbolista gaditano ha regalado tres partidos que justifican la
inversión hecha por él. Tiene que jugar siempre. Cuando se encuentra a gusto,
como ayer, es un quebradero de cabeza para el rival. Cuando no está cómodo,
siempre puede ganar puntos en una acción aislada. Es el futbolista más
desequilibrante del equipo y de su inspiración dependerá el devenir de muchos
compromisos que lleguen en el futuro.
Un futuro cuya parada más inmediata es la visita de un gigante a Balaídos. El martes, casi sin tiempo para disfrutar del regusto dulce de la victoria, llega el Barcelona para devolver al Celta a la realidad o mantenerlo en la nube. El partido, resultado al margen, debe servir para continuar el sendero trazado en los últimos choques. No obstante, hay que pelearlo. Si pudo Osasuna…
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